LV V C
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por Kenneth
Copeland
N u n c a p l a n e ó q u e p a s á r a m o s
nuestros días terrenales en la miseria,
m ient ra s ca nt a mos ca nciones en la
iglesia sobre lo gra ndiosa que será la
vida algún día en el dulce futuro.
Por el contrario, Jesús vino para que
pudiéramos tener «vida, y para que la
tenga n en abunda ncia.» (Jua n 10:10),
tanto en el aquí y ahora como en el más
a llá. Como dice la Biblia Amplificada,
E d i c i ó n C l á s i c a , É l v i no pa r a q ue
"tengamos y disfrutemos de la vida, y
la tenga mos en abunda ncia ( hasta la
saciedad, hasta que rebose)".
La gente del mundo que no conoce a
Dios debería vernos manifestar tanta
v ic t or i a , y deci r : "¡E so sí e s v id a ! "
Debería n esta r sig uiéndonos a todos
l a dos , quer iendo aver i g u a r c u á l e s
nuestro secreto.
¿Cuá l es exacta mente el secreto de
esa clase de vida victoriosa? Es recibir
a Jesucristo como SEÑOR y Salvador,
y luego seg uir la s instr ucciones que
Dios nos d io en Proverbios 3: «Hijo
mío, no te olvides de mi ley ni de mi
enseñanza, sino que tu corazón guarde
mis mandamientos; porque la duración
de los días y los años de una vida [que
va lga la pena vivir] y la tra nquilidad
digna de vivir
Una
vida
Dios nunca quiso que nosotros, los creyentes,
esperáramos hasta llegar al cielo para empezar a
disfrutar de la vida.