LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero 2023

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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consiguió que nadie le diera. (¿Por qué nadie lo alimentó? Porque había gastado todo lo que tenía sin darle nunca a nadie más. Sólo pensaba en sí mismo.) Finalmente, cuando llegó al punto en que se habría alegrado de comer lo que comían los cerdos, se dijo a sí mismo: «¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen pa n en abunda ncia, y yo aquí me estoy muriendo de ha mbre! Pero voy a levantarme, e iré con mi padre, y le diré: ' Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno ya de ser llamado tu hijo; ¡hazme como a uno de tus jornaleros!'» (versículos 17-19). Aunque sea triste reconocerlo, eso mismo es lo que dicen muchos cristianos cuando oran. Se llaman a sí mismos pecadores. Le dicen a Dios lo indignos que son. Vienen a Él como siervos humildes pidiéndole que les dé lo suficiente para sobrevivir. Luego dicen: "Amén", sin escuchar lo que Él tiene que decir al respecto. El hijo pródigo casi comete ese mismo error. Habiendo prepa rado su pequeño e indigno discurso, se levantó y fue a ver a su padre: A sí, se leva ntó y reg resó con su padre. Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y tuvo compasión de él. Corrió entonces, se echó sobre su cuello, y lo besó. Y el hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno ya de ser llamado tu hijo." Pero el padre les dijo a sus siervos: "Traigan la mejor ropa, y vístanlo. Pónganle también un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Vayan luego a buscar el becerro gordo, y mátenlo; y coma mos y haga mos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y lo hemos h a l l a do." Y c omen z a ron a regocija r se. (versículos 20-24). ¿Te imaginas a ese padre sentado en el porche, mirando hacia el camino día tras día? No buscaba a un criado. Buscaba a su hijo. Quería devolverlo a la familia y ponerle ese anillo en el dedo como señal de que toda la riqueza de su padre volvía a pertenecerle. Esa es una ima gen del cora zón de t u Padre celestial. Cuando El salió a buscarte, atrayéndote hacia Él para que pudieras nacer de nuevo, Él no estaba buscando hacerte un siervo. Anhelaba abrazarte y darte las buenas nuevas: En Jesús te has convertido en Su hijo. Te has conver tido en Su hija. Has sido recibido en Su familia y, a hora, como heredero del nuevo pacto de todo lo que Él tiene, puedes dar, «y se les dará una medida buena, incluso apretada, remecida y desbordante». (Lucas 6:38). «Siembra generosamente [ para que las BENDICIONES lleguen a alguien] y cosecha generosamente y con BENDICIONES, no de mala gana, ni con tristeza, ni por obligación, porque Dios ama (se complace, lo aprecia por encima de otras cosas, y no está dispuesto a abandonar o a prescindir de él) al dador alegre (gozoso, 'dispuesto a hacerlo') [cuyo corazón está en su dar]. Y Dios puede hacer que toda g racia (todo favor y bendición terrena l) venga a ustedes en abundancia, para que siempre y en toda circunstancia y cua lquiera que sea la necesidad seá is autosuf icientes [ poseyendo lo suf iciente para no requerir ayuda o apoyo y provistos en abundancia para toda buena obra y donación caritativa]» (2 Corintios 9:6-8, AMPC). Ese es el plan de prosperidad de Dios. Él quiere que seas próspero. Así que, ora para que Él te dé la sabiduría que necesitas para recibir todo lo que Él tiene para ti. Luego ¡escúcha lo! ¡Él t e d i rá lo que necesit es saber! Aquí es donde muchos cristianos fallan en lo que se refiere a la prosperidad financiera. No oran ni escuchan a Dios. 1 Todo hijo de Dios nacido de nuevo tiene la capacidad de escucharle: Yo soy el buen pastor. Yo conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí… y oirán mi voz». (Juan 10:14-16) 2 Puedes orar por ti mismo la oración que Pablo oró por los creyentes de su tiempo. (Col. 1:9, (RVA-2015) 3 Ora creyendo que Dios te dará la sabiduría que necesitas en cada situación. (Juan 1:5-6) 4 Escucha a Dios cuando siembres semilla financiera; Él te mostrará dónde sembrar y te guiará hasta tu cosecha. (2 Cor. 9:8, AMPC) 5 En Lucas 6, Jesús no sólo dijo: «Den, y se les dará», sino que también habló de la importancia de escucharle y obedecerle. (Luke 6:46, RVA) LV V C : 9 CONSEJOS PRÁCTICOS C

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