LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero LATAM 2023

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 7 comenzaron a regocijarse. (versículos 20-24). ¿Te imaginas a ese padre sentado en e l p or c he , m i r a ndo h a ci a e l camino día tras día? No buscaba a un criado. Buscaba a su hijo. Quería devolverlo a la familia y ponerle ese anillo en el dedo como señal de que toda la riqueza de su padre volvía a pertenecerle. Esa es una imagen del corazón de tu Padre celestial. Cuando El salió a busca r te, atrayéndote hacia Él para que pudieras nacer de nuevo, É l no e s t a ba bu s c a ndo h a c er t e u n sier vo. A n helaba abra za r te y darte las buenas nuevas: En Jesús te ha s conver tido en Su h ijo. Te has convertido en Su hija. Has sido recibido en Su familia y, ahora, como heredero del nuevo pacto de todo lo que Él tiene, puedes dar, «y se les dará una medida buena, incluso apretada, remecida y desborda nte». (Luca s 6:38). «Siembra generosa mente [ pa ra que la s BENDICIONES lleg uen a a lg uien] y cosecha generosamente y c o n B E N D I C I O N E S , n o d e ma la ga na, ni con tristeza, ni por obl i ga ción , porque Dios a ma (se complace, lo aprecia por enci ma de otras cosas, y no está dispuesto a aba ndona r o a prescindir de él) a l dador a legre (gozoso, 'dispuesto a hacerlo') [cuyo cora zón está en su da r]. Y Dios puede hacer que toda gracia (todo favor y bendición t e r r e n a l ) v e n g a a u s t e d e s e n abundancia, para que siempre y en toda circunstancia y cualquiera que sea la necesidad seáis autosuficientes [ poseyendo lo suf iciente pa ra no requerir ayuda o apoyo y provistos en abundancia para toda buena obra y donación caritativa]» (2 Corintios 9:6-8, AMPC). Ese es el plan de prosperidad de Dios. Él quiere que seas próspero. A sí que, ora pa ra que Él t e dé la s a b i d u r í a q u e n e c e s i t a s p a r a recibir todo lo que Él tiene para ti. Luego ¡escúchalo! ¡Él te dirá lo que necesites saber! Por lo tanto, cuando una hambruna asoló el país, corrió peligro de morir de hambre. Para sobrevivir, aceptó un trabajo cuidando los cerdos de otro hombre, a lgo que, como judío, significaba que tendría que violar su pacto con Dios. Aun así, se quedó sin comida y no consiguió que nadie le diera. (¿Por qué nadie lo alimentó? Porque había gastado todo lo que tenía sin darle nunca a nadie má s. Sólo pensaba en sí mismo.) Fina lmente, cuando l le gó a l pu nt o en que s e h a br í a alegrado de comer lo que comían los cerdos, se dijo a sí mismo: «¡Cuántos jorna leros en la ca sa de mi padre tienen pan en abundancia, y yo aquí me estoy muriendo de hambre! Pero voy a levantarme, e iré con mi padre, y le diré: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno ya de ser llamado tu hijo; ¡hazme como a uno de tus jornaleros!'» (versículos 17-19). Aunque sea tr iste reconocerlo, eso mismo es lo que dicen muchos cristianos cuando oran. Se llaman a sí mismos pecadores. Le dicen a Dios lo indignos que son. Vienen a Él como siervos humildes pidiéndole que les dé lo suficiente para sobrevivir. Luego dicen: "Amén", sin escuchar lo que Él tiene que decir al respecto. El hijo pródigo ca si comete ese mismo error. Habiendo prepa rado su pequeño e indig no discurso, se levantó y fue a ver a su padre: A sí, se leva ntó y reg resó con su padre. Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y tuvo compasión de él. Corrió entonces, se echó sobre su cuello, y lo besó. Y el hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno ya de ser llamado tu hijo." Pero el padre les dijo a sus siervos: "Traigan la mejor ropa, y vístanlo. Pónganle también un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Vaya n luego a busca r el becerro gordo, y mátenlo; y comamos y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y lo hemos hallado." Y Cuando le preg untaba a l Señor de dónde llega ría n las f ina nzas pa ra el edificio, el Señor le respondía: El dinero está en el piso. ¿A qué se refería? Él no lo sabía. Pero, a medida que avanzaba por fe en el proceso de renovación, se fue acla ra ndo. A l remover los v iejos pisos del edificio, descubrieron que el subsuelo estaba hecho de una madera muy preciada. Los árboles de los que procede son tan escasos que su tala es ilegal. Es perfecta para fabricar g u it a r ra s y muebles f i nos, y la s empresas pagan precios exorbitantes por este material. L a m a der a de e s o s s ub s ue lo s e s t a b a v a lu a d a en m i l lon e s de dóla res. Después de venderla , me dijo A ndré, proporcionó "más que suficiente" para finalizar el proyecto edilicio. El dinero estaba en el piso, ¡y lo encontró porque estaba dispuesto a escuchar! Hijos e hijas, no esclavos "Pero, hermano Copeland", podrías decir, "no creo que merezca esa clase de BENDICIÓN." ¿Y qué? La s BENDICIONES de Dios no se basan en cómo te sientes ni en lo que te mereces. Están basadas en lo que Jesús hizo por ti y en la bondad de Dios. ¡Dios es un buen, BUEN Padre! Es el tipo de padre que vemos en Lucas 15, en la historia que a menudo pensa mos nos relata sobre el hijo pródigo. En realidad, se trata de un padre amoroso y de sus dos hijos, los cua les no habían escuchado de su padre lo suficiente como para captar su corazón. Tal vez recuerdes lo que sucedió entre ellos. Al principio del relato, el hijo menor dijo: «Padre, dame la parte de los bienes que me cor responde…» (versícu lo 12). El padre le respondió, no sólo dándole su parte de la herencia, sino también haciendo lo propio con el hijo mayor. En otras pa labras, el padre no les ocultó nada. El hijo menor tomó su parte, se fue a un país lejano y malgastó toda su herencia en una vida desenfrenada.

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