LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Octubre LATAM 2023

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 7 Tómate un momento ahora mismo y c o n v i e r t e e s a s e s c r i t u r a s e n confesiones de fe. Di: "El Señor sana todas mis enfermedades. Él me sana todos los días. He sido redimido de la ma ldición de la enfermedad. Por las llaga s de Jesús f ui sa nado, por eso estoy sano. Creo que recibo mi sanidad y lla mo a mi cuerpo sa no y libre de dolor." " Pero herma no Copela nd, ¿Qué pasa si todavía me siento mal después de decir esas cosas?" No te enfoques en cómo se siente tu cuerpo. Enfócate en La PA L A BR A . S i g u e d e c l a r á n d o l a p o r f e y funcionará. Hace años, estaba en Oklahoma City predicando una serie de reuniones y me desperté una mañana con un caso grave de gripe. Estaba tan enfermo que no podía afeita rme o vestirme solo. Gloria tuvo que ayudarme. Decidido a predicar la reunión de la mañana como estaba programado, fui tras el diablo con La PALABRA. Gloria y Lavinia (la amiga con la que nos alojábamos) me llevaron a l auto y nos dirigimos a la iglesia. Cuando me paré detrás del púlpito, la sala empezó a dar vueltas. Le dije a la congregación: " Volveré en unos insta ntes." Fui a l cua r to de atrá s, y golpeé al diablo con La PALABR A otra vez, negándole a la gripe cualquier derecho de queda rse en mi cuerpo. Luego, volví al santuario. Cuando me sujeté al púlpito, todavía me parecía que se ag itaba un poco, pero seg uí adelante y prediqué de todos modos. Prediqué sobre la sanidad durante casi dos horas. Cua ndo terminé, la fe –el gran conector— había hecho su trabajo y todos los síntomas de la gripe había n desapa recido. El poder del Espíritu Santo que habita en mí había vivificado mi cuerpo (Romanos 8:11), y estaba sano. Lo mismo te ocurrirá a ti. Así que compromét et e de nuevo a seg u i r haciendo la conexión de fe. Declara la PALABRA sanadora de Dios sobre tu cuerpo hoy y todos los días porque, al igual que Willie Phelps, ¡se supone que debes ser sanado! ma rco de la ca minadora , excla mé: "¡Dios, odio esto!" A l da rme cuenta de lo que había dicho, me arrepentí inmediatamente. "No, Señor, me g usta", le dije. "Me gusta esta habitación. Esta habitación cambiará mi vida." Y así ha sido. Hoy estoy más fuer te que nunca. Estoy en mejor for ma a los 86 a ños que cuando tenía 30, y realmente disfruto haciendo ejercicio. Pero tenía que decirlo. Cit a ndo a Glor i a : " Si h a c e s lo cor recto en lo nat ura l, y haces lo correcto en lo sobrenatura l, puedes vivir con salud divina". Puedes estar siempre bien. Sin importar tu edad, puedes estar en forma –en espíritu, alma y cuerpo— si sigues creyendo y declarando la PALABRA de Dios con constancia. D i o s s i e m p r e r e s p a l d a S u PALABR A. Él dijo en Jeremías 1:12, «Yo estoy alerta y activo, velando sobre mi palabra para cumplirla» (AMPC). Y Su PALABR A escrita dice mucho acerca de la sanidad. Por ejemplo, nos dice: «¡BENDICE, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias» (Sa lmo 103:2-3). «BENDITO sea el Señor, el Dios de nuestra salvación, que todos los días nos col ma de benef icios» (Sa l mo 68:1 9). ¡E so si g n i f ica que puedes reclamar el beneficio de la sanidad todos los días! «Cristo nos redimió de la maldición de la ley», que según Deuteronomio 28:61 incluye la enfermedad y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero» (Gálatas 3:13). «Él mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia . Por sus herida s f ueron ustedes sanados» (1 Pedro 2:24). Ciertas leyes espiritua les habían sido activada s y ya no podía n ser revertidas en ese momento, le dijo Él. Más ta rde, el herma no del joven reveló el origen de esas leyes en acción. Dijo que desde niño, aquel joven había dicho siempre: "Nunca llegaré a los 40 años." Y no los cumplió. Esa situación no se podía cambiar. Pero ese no es tu caso. Si has estado pla nta ndo ma la s semi l la s, a l decir cosa s como: "Supongo que siempre e s t a r é e n f e r m o (o a r r u i n a d o) , pue de s h a c er u n c a mbio. P ue de s dejar de declarar palabras de fracaso e i ncredu l id a d y empeza r a deci r palabras de fe y victoria. Para ver los resultados que deseas, sin embargo, debes ser consta nte a l respecto. El SEÑOR le dijo a Gloria hace años: en la constancia radica el poder. Toma la decisión ahora mismo P u e d e s p e n s a r p e n s a m i e n t o s y d e c i rl o s h a s t a q u e b a j e n a t u espír it u, y a sí ca mbien t u v ida . Si esos pensa m ientos y pa labra s son contra rios a la PA L A BR A de Dios, cambiarán tu vida para ma l. Pero si están de acuerdo con la PALABRA de Dios, cambiarán tu vida para mejor. Te permitirán conectarte por fe con el poder sobrenatura l de sanidad de Dios, e incluso te darán la sabiduría y la fuerza para hacer las cosas naturales que necesitas hacer para mantenerte sano. Experimenté esto mismo hace unos años, después de que El SEÑOR me preguntara si usaría mi fe para vivir los 120 años de vida que El prometió en la Biblia (Génesis 6:3). Le dije que lo haría y prometí tener mi espíritu, alma y cuerpo en la mejor condición posible. Pa ra ma ntener ese compromiso, no podía queda rme sin hacer nada en ning una de esa s á rea s, incluida la física. Así que decidí empezar a hacer ejercicio todos los días. Aunque me entusiasmaba la idea, había un problema: nunca me había gustado hacer ejercicio. Esa aversión a f loró u n a m a ñ a n a c u a ndo ent ré a l sa lón pa ra ejercita r. Sin siquiera pensa rlo, mientra s me sujetaba del

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