LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

Issue link: http://read.uberflip.com/i/635385

Contents of this Issue

Navigation

Page 11 of 31

FEBRERO "Plan para leer la Biblia en un año" escrito por Marilyn Hickey. Material usado con autorización. LEAMOS LA BIBLIA Sin embargo, lo que no quería hacer era estudiar abogacía. Edgar quería diseñar ropa, a medida. D e spué s de obtener u n t ít u lo universita rio en i lustración de la Tomaba un trago con la cena y bebía toda la tarde. Yo era un alcohólico muy funcional: nunca perdía el conocimiento ni me enfermaba. Nunca afectó mi trabajo, pero sí causó problemas en mi matrimonio. Mi esposa llevaba un registro del nivel de alcohol en las botellas de la casa, así que empecé a guardar alcohol en el baúl de mi auto y detrás del sofá". En un hogar bullicioso con niños pequeños, Edgar ayudaba a su esposa con las tareas de la casa, voluntariando con el lavado de la ropa. La lavadora y la secadora estaban ubicadas en el sótano, donde nadie lo interrumpía. Ese lugar se convirtió en su lugar favorito y estaba completo, con una máquina caminadora. El sótano era un tesoro de botellas de alcohol escondidas. Su saco de golf estaba repleto de ellas. Mientras la lavadora centrifugaba la ropa mojada, Edgar miraba las noticias y disfrutaba de un cóctel. Mientras se secaban, corría en la caminadora mientras disfrutaba de un vino. "Edgar, me gustaría que vinieras a mi casa esta tarde", le dijo un amigo un día, allá por el 2000. "He descubierto este predicador llamado Kenneth Copeland y qu iero que mires su prog ra ma conmigo. Creo que te gustaría". Edgar llegó a la casa de su amigo a la hora exacta. Se sirvió una copa de Wild Turkey, una clase de bourbon, y la tomó mientras veía el programa "La Voz de Victoria del Creyente". Le gustó Kenneth Copeland, y esa experiencia hizo que Edgar empezara a leer su Biblia. El año siguiente, uno de sus niños trajo a la casa un virus estomacal que atacó a toda la familia. Después de enfermarse por horas a causa al mismo, y cuando f inalmente las náuseas se detuvieron, Edgar bajó al sótano y se tomó una botella completa de vino. Se sirvió una copa de Wild Turkey, una clase de bourbon, y la tomó mientras veía el programa "La Voz de Victoria del Creyente". Le gustó Kenneth Copeland, y esa experiencia hizo que Edgar empezara a leer su Biblia. Antiguo Nuevo Testamento Testamento Lun 1 Éx. 18-19 Mar. 9 Mar 2 Éx. 20-21 Mar. 10 Mier 3 Éx. 22-23 Mar. 11 Jue 4 Éx. 24-25 Mar. 12 Vie 5 Éx. 26-28 Mar. 13-14 Sab 6 Éx. 29-30 Mar. 15 Dom 7 Éx. 31-32 Mar. 16 Lun 8 Éx. 33-34 Luc. 1 Mar 9 Éx. 35-36 Luc. 2 Mier 10 Éx. 37-38 Luc. 3 Jue 11 Éx. 39-40 Luc. 4 Vie 12 Lev. 1-3 Luc. 5-6 Sab 13 Lev. 4-5 Luc. 7 Dom 14 Lev. 6-7 Luc. 8 Lun 15 Lev. 8-9 Luc. 9 Mar 16 Lev. 10-11 Luc. 10 Mier 17 Lev. 12-13 Luc. 11 Jue 18 Lev. 14-15 Luc. 12 Vie 19 Lev. 16-18 Luc. 13-14 Sab 20 Lev. 19-20 Luc. 15 Dom 21 Lev. 21-22 Luc. 16 Lun 22 Lev. 23-24 Luc. 17 Mar 23 Lev. 25-26 Luc. 18 Mier 24 Lev. 27-Núm. 1 Luc. 19 Jue 25 Núm. 2-3 Luc. 20 Vie 26 Núm. 4-6 Luc. 21-22 Sab 27 Núm. 7:1-48 Luc. 23 Dom 28 Núm. 7:49-78 Luc. 24 Lun 29 Universidad de A rte y Diseño de Savannah, Edgar se mudó a Atlanta donde empezó su negocio propio. El diseñaba la ropa y sus cost ureros la cosían allí mismo. Sus padres le enviaban a sus amigos y los hombres de negocios asociados a ellos; con esa base, su negocio sería un éxito. Muy pronto, Edgar se encontraba viajando por todo el país y más allá, diseñando ropa para gente con distintos g u stos y conoc iendo g ente muy interesante. Edgar diseñaba ropa para gente de negocios y famosos, incluyendo actores y músicos reconocidos. Entrando a la of icina de uno de sus clientes, Edgar llevaba consigo la con anza de un hombre que se sentía cómodo en su propia piel—y su ropa. Después de tomar sus medidas, el cliente le propuso: "Vayamos arriba por un trago". Relajado en ambientes elegantes, su cliente ordenó para cada uno de ellos un scotch y una soda. Edgar probó su bebida, una que nunca había probado antes, y le gustó cómo sabía. Pero mejor aún, le gustó la manera en la que lo hizo sentir: una sensación de euforia total. Le gustó tanto, que de camino a casa ese día se detuvo para comprar una botella de whisky. Una espiral insidiosa "En ese momento no me di cuenta, pero yo tenía una personalidad adictiva" nos explica Edgar. "Mi abuelo tenía problemas con el alcohol, pero el gen se saltó a mi padre. Yo nunca tuve un problema con el alcohol hasta el día que mi cliente me ofreció el scotch con soda". "Mi necesidad aumentó y pronto quería tomar todo el tiempo. Bebía en la mañana, algunas veces tomando vino de ida a la o cina. Bebía al almuerzo, y paraba por cocteles a las 3 pm.

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Edición Febrero 2016