LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Marzo 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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Fue en el suelo que aprendimos lo que se requiere para que un avión se levante de la Tierra. Primero aprendimos las leyes básicas de la aerodinámica—la gravedad y la sustentación, el empuje y la resistencia. Aprendimos cómo es que esas leyes trabajan en conjunto para producir la acción de volar. Antes de que los instructores nos p e r m it ie r a n s u bi r a l a v ión , e l l o s n e c e s i t a b a n s a b e r q u e h a b í a m o s aprendidos los principios aerodinámicos básicos. Y nosotros también necesitábamos tener fe en las leyes que h a b í a m o s a p r e n d i d o . Nosotros las v imos en funcionamiento todos los días mientras cientos de aviones d e s p e g a b a n y aterrizaban. Sin embargo, u n a v e z y a en el avión, no podíamos tener ni la menor duda de que esas leyes trabajarían para nosotros. Algunos de mis compañeros tuvieron que cultivar su fe en esas leyes y vencer algunos miedos. Un m u c h a c h o e s t a b a a s u s t a d o de ater r iza r el av ión. Ta l como el resto de nosotros, él conocía las leyes aerodinámicas y los mecanismos del avión, pero su fe en el proceso de aterrizaje no estaba a anzada. Con el instructor como acompañante, cada vez que comenzaba el proceso de aterrizaje, se asustaba de tal manera que sobrevolaba la pista de aterrizaje en cada ocasión. Tristemente, nunca log ró sobreponerse a l miedo de estrellarse aterrizando, y finalmente terminó abandonando el programa sin sus alas de piloto. Las leyes aerodinámicas no funcionaron para él. ¡Las leyes funcionan! Ahora, existen algunas leyes espirituales que son tan básicas para nuestra fe como esas leyes lo son para volar. ¡Y tal como las leyes de la aerodinámica, te mantendrán avanzando en mov imiento ascendente cuando las circunstancias estén tratando de hacerte caer o retroceder! El mismo Dios que creó este ámbito físico también creó el ambiente espiritual, y nos garantiza que esas leyes funcionan. Éstas funcionan tanto para el creyente como el no creyente de la misma manera. Una de estas leyes espirituales básicas tiene que ver con las palabras. Y es llamada la ley de la confesión o declaración. Dios diseñó las palabras para controlar la Tierra. Son ingredientes básicos para todo aspecto de nuestra vida. Las palabras de Dios crearon el cielo y la Tierra; establecieron Su intención para Su reino en el Jardín del Edén. El diablo usó palabras para convencer a Adán y Eva para que perdieran su autoridad. Jesús, la Palabra Viva, vino para restablecer el reino de Dios y para demostrarnos cómo es que debemos actuar para vivir y operar en él. Él nos demostró con poder cómo usar la Ley de la declaración—nuestras palabras—para establecer la voluntad de Dios en esta Tierra. En Mateo 12:34-37, Jesús nos demuestra este principio espiritual básico: «¡Generación de víboras! ¿Cómo pueden decir cosas buenas, si son malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro de su corazón; el hombre malo saca cosas malas de su mal tesoro. Pero yo les digo que, en el día del juicio, cada uno de ustedes dará cuenta de cada palabra ociosa que haya pronunciado. Porque por tus palabras serás reivindicado, y por tus palabras serás condenado». En estos versículos, Jesús nos enseña que la Ley de la declaración funciona para todo el mundo. Cualquier cosa que abunde en nuestros corazones está destinada para salir de nuestras bocas y establecer cada aspecto de nuestra vida. Esa es la ley. Es así como Dios lo diseñó. Puedes ver un buen ejemplo de esta ley en acción en Números 13, cuando Moisés envió 12 hombres de las tribus de Israel a espiar la Tierra Prometida. Ellos trajeron pruebas físicas de lo que Dios había precisado que encontrarían allí (lee Éxodo 13 y Levítico 20). Ellos también LA LEY empecé el entrenamiento militar en aviación, comenzamos con ejercicios en el suelo. Primero teníamos que comprender las leyes que gobiernan la aviación en nuestros corazones y mentes, para que así pudiéramos hacer en la tierra lo que nos sería requerido en el aire. Esas leyes se arraigaron con tal fuerza en nosotros que podíamos obedecerlas mientras dormíamos. Cuando tener fe en las leyes que h a b í a m o s a p r e n d i d o . Nosotros las v imos en funcionamiento todos los días mientras 2 2 por Bill Winston que lo cambia todo

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