LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Marzo 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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Dios ya no estaba más en el asunto, así que si estás enfermo, te toca enfrentarlo como puedas. No hay nada para ti. A pesar de que estoy segura que las personas en mi iglesia tenían buenas intenciones, al crecer descubrí que me llevaron a conclusiones equivocadas. ¡La verdad es que la sanidad nunca ha terminado ni pasado de moda! No pudo terminarse porque en Éxodo 15:26 Dios dice: «Yo soy el Señor, tu sanador». Ya que Dios nunca cambia (Malaquías 3:6), si Él era el Señor, tu sanador en la época en la que el libro de Éxodo fue escrito, hoy en día Él todavía es el Señor que sana. Él todavía quiere que cada uno de los suyos viva totalmente libre de enfermedades, dolencias y cada una de las otras partes de la maldición. ¡Esa es la razón por la que Jesús vino! Él vino para comprar nuestra libertad. Vino para redimirnos de la maldición haciéndose maldición por nosotros, para que nosotros podamos ser BENDECIDOS—espíritu, alma y cuerpo (Gálatas 3:13-14). El vino para llevar nuestras enfermedades y dolencias, y por sus llagas hemos sido sanados (Isaías 53:5). Sin embargo, el diablo nos ha mentido al respecto; ha tratado de detenernos y venda r nos los ojos pa ra que no percibamos esta verdad. Ya que la verdad nos hace libres y la Palabra de Dios es verdad (Juan 8:32, 17:17), la única manera en la que el diablo puede continuar manteniéndonos enfermos es robándonos la Palabra de Dios. El no tienen ninguna otra opción. Jesús le quitó al diablo todo el poder que tenía. Lo único que quedaron fueron sus mentiras. Así que él no puede hacer nada si no nos convence primero de que las creamos. Nos dirá que la Palabra significa cualquier otra cosa de que lo realmente dice, o que no funcionará para nosotros. Tratará de persuadirnos de que no es lo suficientemente poderosa para sobreponerse a cualquier cosa que estemos pasando. Si vamos a vivir libres, tenemos que determinar que no escucharemos todas sus tonterías. Nosotros hemos decidido, que sin importar lo que suceda creeremos la Palabra de Dios. Ken y yo h ic imos esta dec isión hace mucho tiempo. Resolvimos que haríamos y creeríamos lo que dice la Biblia, sin importar lo que los demás dijeran. Determinamos que creeríamos y actuaríamos en la Palabra de Dios sin importar si lucía como algo bueno o malo para nosotros. Y por supuesto, como resultado de hacer lo que la Palabra dice, siempre ha sido para nuestro bene cio. Aun las cosas que vimos en las escrituras y que en un comienzo pensamos no nos traerían mucha ganancia, nos han abierto la puerta para las BENDICIONES de Dios. Eso es lo que la Palabra hace. Obra para tu bene cio. Cuando la crees y actúas conforme a ella, «hará que tu camino prospere, y serás sabio y tendrás éxito» (Josué 1:8, AMP). La Palabra de Dios es nuestro libro del éxito. Él no lo escribió para Su propio bene cio (Dios no necesita un libro que le explique el éxito—Él ya es un éxito). Él lo escribió para nuestro bene cio porque mientras más renovemos nuestra mente para que se ponga de acuerdo con Su Palabra, más libres seremos. Él nos ha dado Su Palabra para que nosotros no nos creamos las mentiras del diablo. No ejerzas tu propia derrota Podrías decir: "Pero, Gloria, si el diablo disfraza sus mentiras como tradiciones religiosas, ¿cómo puedo estar seguro de que las identi caré?" Primero: estas tradiciones te enseñan a ejercer tu propia derrota. Te entrenan para que te sometas a los ataques del diablo. Eso es exactamente lo opuesto a lo que la Biblia dice que deberías hacer. Nos dice: «Por lo tanto, sométanse a Dios; opongan resistencia al diablo, y él huirá de ustedes» (Santiago 4:7). La estrategia de Satanás es mantenerte en un estado en el que no le ofreces resistencia alguna. Si puede lograrlo, se quedará contigo. Mientras tú no lo saques corriendo al declarar lo que la Palabra dice acerca de tu sanidad, el puede quedarse haciendo que te enfermes. Él puede atacar tu cuerpo tanto como él quiera si puede convencerte de que la sanidad ha terminado o que Dios ha hecho que te enfermes para enseñarte algo. ¡Si tú crees esa clase mentiras, nunca resistirás el diablo! No te levantarás y te mantendrás en su contra cuando los síntomas empiecen a atacarte. Tu tan solo irás el domingo a la iglesia y dirás: "Bueno, supongo que esta enfermedad es la voluntad del Señor". Claro, tendrás dudas al respecto. No te quedarás solamente sentado en tu casa disfrutando la enfermedad porque vino de parte de Dios. No; muy temprano el lunes en la mañana estarás en la o cina del doctor pidiendo que te receten algo para tomar. Estarás tratando de mejorarte, porque a pesar de la tradición religiosa, sabes muy bien que la enfermedad no es algo bueno. Esta es una verdad muy simple. Mis hijos la entendieron cuando eran pequeños y no tenían más de 5 años: Dios es bueno. El diablo es malo. Las cosas buenas vienen de parte de Dios y las cosas malas vienen del diablo. Y ya que la enfermedad es mala, entonces proviene del diablo. ¡Dios nunca enviará enfermedad sobre sus hijos por razón alguna! Olvídate de lo que has escuchado acerca de Él, enseñándoles por medio de la enfermedad. Olvídate de lo que te han dicho acerca de que Él recibe gloria cuando los creyentes aceptan la enfermedad con una buena actitud. Esas son tradiciones religiosas falsas. 2 8 : LV V C Los creyentes no aprenden por medio de la enfermedad. La Palabra de Dios y el Espíritu Santo son sus maestros

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