LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Abril 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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manifestación en lo natural" nos relata Jill, "sin embargo, esa noche sus riñones y otros órganos comenzaron a funcionar. ¡Perdió 30 kgs de la noche a la mañana! Dos semanas más tarde regresamos al hospital y el doctor me llevó a su oficina". El doctor me dijo: "Tú no lo entiendes, pero la muerte había progresado hasta un punto que era irreversible". "Correcto", respondió Jill. "Dios nos ordenó que declaráramos una reversión divina". "He hecho obligatorio que todos los estudiantes de enfermería vayan a su habitación para que vean un milagro documentado", agregó. Sin embargo, la sanidad de Carolyn no es el único milagro que ha ocurrido. "Yo era un ateo", le dijo el doctor. "pero ahora creo". Carolyn todavía está bien hoy en día. La muerte golpea de nuevo Don y Jill eran dueños de un negocio pequeño de camiones, y transportaban materiales de construcción. Sin importar la hora a la que Don se fuera a trabajar, él y Jill hacían todas las mañanas sus declaraciones de fe. El 31 de enero del 2014, Don estaba listo para irse a las 2:00 am. "Nuestra bendición más grande llegará a nosotros hoy, porque gran gracia reposa sobre nosotros" exclamó Don. "¡Este es el año de victoria sobre la muerte!" ¡Todo por lo que hemos estado creyendo llegará a nosotros hoy, en el Nombre de Jesús!" Jill también exclamó la misma confesión en respuesta. Esa tarde alrededor, de las 3:30pm, Don llamó por teléfono y sonaba como si no pudiera respirar muy bien. "Algo está mal". "¿Dónde estás?" "Estoy en el negocio de Jim". A continuación, todo lo que ella pudo escuchar fue un gorgoteo. "¡Don!" Una voz quebrantada le respondió por el teléfono. "¿Jill?, Es algo malo, realmente malo". Lo encontraron desplomado sobre el volante… muerto. Jill manejó hasta el lugar sin un solo rastro de temor. Se subió al camión, vio a Don, morado, negro... muerto. "¡Vivirás y no morirás!" exclamó Jill. "¡Declararás la obra del Señor en la Tierra de los vivos! ¡Ningún arma forjada en contra tuyo prosperará! ¡El mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en tu cuerpo mortal! ¡El profeta de Dios ha hablado! ¡Este es año de victoria sobre la muerte!" Cuando el camión de bomberos y la ambulancia llegaron, Jill dijo: "Te veré en el hospital". Desde su auto marcó al depa r tamento de oración de KCM; cuando un hombre le contestó, ella gritó: "¡Escúchame! ¡Ponte de acuerdo conmigo! ¡Kenneth Copeland profetizó que este es el año de victoria sobre la muerte! ¡Mi esposo no morirá!" El operador la había puesto en el altavoz y ella escuchó como la gente gritaba alabanzas a Dios! Amy, la nuera de Jill, llegó primero al hospital y vio el cuerpo de Don en una camilla doblada en contra de una pared. Sus pies estaban morados. Su brazo colgaba a un lado de la camilla, negro y morado. Pero eso no fue lo que hizo que su corazón casi se detuviera. N o h a b í a n i n g ú n p r o c e s o d e resucitación en progreso. Don había estado sin oxígeno por 44 minutos. Ellos se habían dado por vencidos. Cuando Jill llegó al hospital, también lo hizo el cardiólogo más reconocido de la zona. "Señora West, le dijo: 'Voy a entrar allí y tratar de salvarlo' ". "Me sentí como si Jesús me estuviera envolviendo" relata Jill. "Me senté en la sala de espera y usé la espada del Espíritu, la Palabra de Dios, para rebanar y cortar el espíritu de la muerte. Estaba en tal lugar con Dios que me pareció como si sólo hubieran pasado 15 minutos, cuando la puerta de ascensor se abrió y el cardiólogo salió". "¡Esta vivo, está vivo!" La arteria coronaria más importante de Don estaba bloqueada ciento por ciento, la cual el cardiólogo abrió con stents. Don estuvo en el hospital por tres días y todas las pruebas dieron negativas. Sin daño cerebral. Sin daño al corazón. Sin muerte. Era un milagro. La fe por finanzas La Palabra de Dios regresó a la vida a Don West y Jill nunca padeció un solo momento de miedo. Si su fe iba a hacer tambalear algo, iban a ser las cuentas del hospital por $64.000 dólares, las cuales no incluían los gastos por aparte del doctor, el costo de las resonancias magnéticas, ni la rehabilitación. Jill y Don recordaron las palabras de su confesión de esa mañana fatal, cuando habían estado creyendo por lo que les pertenecía. Estaban creyendo por ser libres de deudas. En obediencia a la Palabra de Dios, se rehusaron a preocuparse o estar ansiosos. Se rehusaron a dejar que eso les robara la paz. Dieciocho meses más tarde, Don y Jill acababan de regresar de la Convención de Creyentes del Suroeste 2015 cuando recibieron una llamada del hospital. "¡Alguien ha pagado $50.000 de su deuda con el hospital!" Con gritos de gloria a Dios, Jill les envió un correo electrónico a los pastores George y Terri Pearsons para darles el testimonio. La mañana del domingo, ellos hicieron su viaje usual de 40 minutos desde Wichita Falls hasta la Iglesia Eagle Mountain. Pastor George comenzó el servicio leyendo el correo electrónico. ¡Una alabanza espontánea hizo erupción por todo el santuario! "Quiero que todos los que se sientan guiados les arrojen dinero a ellos" continuó pastor George. Antes de que se terminara, habían arrojado la suma de $6.400. Al finalizar el servicio, Pastor Terri tomó el micrófono. "Recibí un mensaje de texto de alguien que está viendo el servicio en línea y también quiere ofrendar", explicó. "¡Ellos han arrojado otros $10.000!" Así fue como la cuenta del hospital fue pagada en su totalidad; además, también fueron eliminadas las cuentas del cardiólogo, la rehabilitación y todas las deudas asociadas. "Yo asistí a la primera convención que KCM hizo" recuerda Jill. "Y en todos estos años desde entonces, la única vez que me perdí una Convención de Creyentes de Suroeste, fue cuando hubo una muerte en la familia. Y, aun así, la vi en línea. Mi fe es fuerte porque continué sembrando la Palabra en mi corazón. ¿Qué significa la colaboración con este ministerio para mí? ¡KCM me enseñó cómo traer a mi esposo de regreso de la muerte, a la vida!" Don y Jill West no están descansando sobre sus laureles en la fe de ayer. Ellos se mantienen sembrando la Palabra viva, abasteciéndose y afilando su espada de la fe. Esta es una manifestación vibrante y tangible del poder de Dios. Y se trata de una fe que incrementa cada vez más. 1 4 : LV V C

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