LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Abril 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

Issue link: http://read.uberflip.com/i/662326

Contents of this Issue

Navigation

Page 7 of 35

cuando meditas en la PALABR A y tienes comunión con Dios al respecto con alabanza y oración hasta que una luz se prende en tu interior, y dices: "¡Oh, sí! ¡Lo tengo! ¡Es mío!" En adición a la promesa de Dios de darle un hijo, una de las cosas que ayudaron a que se prendiera una luz de fe en la vida de Abrahán fue el pacto de sangre que Dios hizo con él. Antes de que fuera establecido, su fe se mantenía vacilando. Pero después de que Dios se apareció con toda Su gloria de fuego, y caminó de un lado a otro en la sangre de los animales sacrificados, haciendo pacto con él, diciendo: «A tu descendencia le daré esta tierra» (Génesis 15:18), ¡la fe de Abrahán creció totalmente a un nuevo nivel! ¡Si un pacto ratificado en la sangre de toros y cabras pudo hacer eso por Abrahán, imagínate lo que el Nuevo Pacto puede hacer por tu fe! Nuestro pacto esta ratif icado en la sangre de Jesucristo de Nazaret. Cada marca que dejó el látigo sobre Su cuerpo fue una marca del pacto. Cada gota de sangre que Él derramó fue la sangre del pacto derramada por nosotros. ¡Piénsalo! Pasa un tiempo meditando en el hecho de que tú tienes un pacto de sangre con el Dios Todopoderoso y como Abraham, ¡tú puedes tener una fe fuerte, que no vacila! Saliendo de las cenizas ¿Exactamente cuán fuerte era la fe de Abrahán? Era tan f uerte que muchos años después de que Isaac nació, cuando Dios le dijo a Abrahán que se lo ofreciera como un sacrif icio, Abrahán estaba dispuesto a hacerlo. Él tenía tanta conf ianza en que Dios cumpliría la promesa de que: «por medio de Isaac te vendrá descendencia», que fue capaz de atar a Isaac y ponerlo en el altar, ya que «...Abrahán sabía que Dios tiene poder incluso para levantar a los muertos; y en sentido figurado, de entre los muertos lo volvió a recibir» (Hebreos 11:18-19). ¡No existe evidencia escrita de que Dios hubiera resucitado alguna vez a nadie en ese tiempo! Y, aun así, Abrahán estaba seguro de que Dios resucitaría a Isaac. Él ya lo había visto suceder "en una imagen" en su interior. ¿Por qué pudo verla? Porque todavía estaba caminando por fe y no por vista. Él todavía estaba haciendo la misma cosa que hizo cuando se convenció totalmente la primera vez de que él y Sara tendrían un hijo. Él estaba meditando en la promesa de Dios y en Su pacto de BENDICIÓN. Estaba hablando de ella. Estaba criando a su hijo para que la creyera (Isaac debía tener fe por resurrección también, porque el casi era un adulto cuando Abrahán accedió al plan, y aparentemente él también aceptó hacerlo). ¡Abra hán había med itado a lg ún tiempo en esto! Con el ojo de fe, él ya sabía cómo terminaría la situación. Él ya había visto a Isaac salir de las cenizas. Él ya lo había visto resucitar de entre los muertos. Si lees en Marcos 5 acerca de la mujer con el flujo de sangre, descubrirás que ella hizo prácticamente lo mismo para recibir su sanidad. Ella pasó tiempo meditando en lo que había escuchado decir acerca de Jesús—acerca de lo que Él predicaba, y los milagros que había hecho. Ella pasó tiempo pensando: Si Él ha sanado a esas otras personas, Él puede sanarme a mí. Después, empezó a decirlo una y otra vez: "Si tan solo toco su manto, sé que sería sana… Si tan solo toco su manto, sé que sería sana". Mientras más lo dijo, más lo vio, hasta que f inalmente no pudo quedarse allí sentada en su casa por más tiempo. Sin importarle el hecho de que en los últimos años había ido de un doctor a otro sólo para empeorarse; sin importar el hecho de que según la ley ella no podía salir a ningún lugar debido a su condición; ella salió a la calle y fue a buscar a Jesús. Ella trató de acercársele sin que nadie lo notara, al colarse en medio de la multitud silenciosamente para recibir su sanidad. Pero, eso no fue lo que sucedió. Cuando tocó el borde de su manto, Él se detuvo y dijo: "¿Quién me tocó?" «Pero Jesús seg uía mirando a su alrededor, para ver quién había hecho eso. Entonces la mujer, que sabía lo que en ella había ocurrido, con temor y temblor se acercó y, arrodillándose delante de él, le dijo toda la verdad. Jesús le dijo: «Hija, por tu fe has sido sanada. Ve en paz, y queda sana de tu enfermedad» (Versículos 32-34). Asciende más alto y piensa los pensamientos de Dios ¡Es así como se vive en la gracia abundante de Dios! ¡Es así como caminas en tal victoria y dominio en este mundo como si el pecado nunca hubiera sucedido! Focalizas los ojos de tu corazón en lo que dice la PALABRA de Dios. Te mantienes pensado, hablando al respecto y viéndolo "en una imagen" en tu interior, hasta que la PALABRA de Dios sucede en tu vida tal como lo hizo en Abrahán y en la mujer del flujo de sangre. No hace mucho que estaba predicando al respecto, y la palabra del SEÑOR vino a mí diciendo: ¿No recuerdas que dije en Mi PALABRA que Mis caminos son más altos que tus caminos, que Mis pensamientos son más altos 8 : LV V C ¡Es así como se vive en la gracia abundante de Dios! Focalizas los ojos de tu corazón en lo que dice la PALABRA de Dios.

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Edición Abril 2016