LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Junio 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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ellos, aun en estos tiempos. ¡Necesitan alistarse y prepararse para el Señor! Hoy en día, la gente de Dios lleva dentro de sí una unción similar a la que Elías y Juan el Bautista poseían. Dios le ha dado poder a Su cuerpo para ser esa fuerza en la Tierra que ayuda a la gente a alistarse y prepararse para el Señor. ¡Qué misión tan gloriosa! En cada nación del mundo, el Espíritu de Dios está brindando algo muy fresco y poderoso en el Cuerpo de Cristo, y en aquellos que están en posiciones de liderazgo en ese Cuerpo. Otra vez, en la historia de la iglesia, ¡Dios ha puesto a Su gente en la cresta de la ola, haciendo que la gente se aliste para recibir al Señor! Nada es nuevo Digo nuevamente porque, a través de la historia, como ya hemos visto en los días de Elías y en la época de Juan, en cada nación, tanto en la iglesia como en el mundo, la humanidad ha atravesado períodos de oscuridad. La gente ha experimentado épocas de desesperación y desánimo. Sin embargo, Dios conoce a las personas. Él sabe cómo responder a las circunstancias. Eclesiastés 1:9 nos dice que no hay nada nuevo bajo el cielo. Dios siempre ha sido fiel para ungir a la gente para que aquellos que están en oscuridad y desesperación preparen su interior para recibirlo y también la liberación que les ha preparado. Cuando comparo la época en la que vivimos hoy y la época de mi juventud, veo muchas similitudes. ¡Los años 60 y 70 fueron muy alocados! La guerra de Vietnam fue muy larga y se perdieron muchas vidas—tanto en el campo de batalla como en los hogares. Vidas que fueron pérdidas durante los primeros d ías del prog ra ma espac ia l de los Estados Unidos Apolo. Como nación, todavía estábamos recobrándonos de los asesinatos del Presidente John F. Kennedy, su hermano, Robert Kennedy y Martin Luther K ing Jr. Debido a e s t o s t r á g i c o s e v e nt o s , A m é r i c a experimentaba unas de las épocas más oscuras en muchos años. Y yo también experimenté algunos retos a nivel personal. Criado en el sur de California, de adolescente pude experimentar la primera ola de violencia y la horrible falta de paz que sacudía en las calles de Los Ángeles y Watts en medio de la violencia racial. Probé la marihuana cuando tenía 11 años y quedé totalmente destrozado cuando mi padre se suicidó. En ese momento, mi vida era un descontrol total. Era una vida sin esperanza, llena de oscuridad y desesperación. Pero la verdad es que no estaba solo; yo era tan solo uno de los tantos cientos de miles alrededor del mundo que estaban caminando ciegos hacia la destrucción—viviendo bajo la inf luencia de la oscuridad, sin querer buscar la luz. ¡Esos fueron tiempos desesperantes! Algo Nuevo Sin embargo, las buenas noticias son que Dios nunca estuvo inconsciente de las cosas de nuestro país y de las que atravesé personalmente. A Él no lo sorprendió la situación. ¡Él siempre estuvo en la escena—listo para levantar a Su gente en la desordenada América, y en el mundo convulsionado, preparándolos para conocer a su Salvador! ¡Por muchos años estuve perdido! Yo era un chico confundido y sin dirección. Sin embargo, ¡Dios estaba allí para salvarme y ponerme en Su camino de vida! En 1967, algo nuevo estaba sucediendo en América, algo de lo que yo no tenía idea alguna. Era el grupo denominado "Movimiento de Jesús". Su manera de vivir, llevando el mensaje del amor de Dios, preparó a la gente para el Señor. Aún yo mismo fui inf luenciado por la gente de Jesús que tenía por misión darle a la gente esperanza para su vida y el mundo. Como muc hos ot ros, yo estaba confundido acerca de mi propia vida y el mundo a mi alrededor. No tenía idea que mis respuestas las encontraría en el Señor. Ciertamente no estaba buscando las respuestas en la iglesia. Yo vivía la vida que mi papá me había advertido cuando tenía 12 años: si empezaba a usar marihuana en mi juventud, ésta me llevaría por el mal camino, hasta la heroína. En 1971 arribé exactamente a donde mi papá había "profetizado"— despertando de un estupor inducido por la heroína. Mi primer pensamiento esa mañana fue: quiero hacerlo nuevamente, ahora. Entonces recordé sus palabras y en ese momento me di cuenta que necesitaba ayuda. ¡Me di cuenta que necesitaba a Jesús en mi vida! ¡Empecé a buscar las cosas de Dios y Él me guío paso a paso en el camino! ¿Sabes a donde me llevó? ¡Me condujo a la iglesia! Me conectó con un diácono de la iglesia que me acogió bajo sus alas. Este hombre y la gente de esa iglesia me dieron la bienvenida y me prepararon para conocer al Señor. Ellos me ayudaron a conocer a mi Padre celestial, al Salvador Jesucristo, y me guiaron a ser lleno del Espíritu Santo. Aquí está la parte más grandiosa: yo 1 6 : LV V C En estos días vivimos de la misma manera que en los días cuando yo era joven e iba camino hacia la destrucción. Nuestra nación y nuestras iglesias están hambrientas por líderes auténticos.

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