LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Junio 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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escucharlo. Sin embargo, como seg uramente lo rec uerd a s , su her ma na M a r ía tomó una decisión muy distinta. Ella escogió dejar las cosas naturales a un lado, acercarse a Jesús y enfocarse en Su Palabra. Eso hizo que Marta se enfadara tanto que llegó a quejarse del asunto con Jesús. Ella se le acercó y le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje trabajar sola? ¡Díle que me ayude!» Jesús le respondió: «Marta, Marta, estás preocupada y aturdida con muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará» (Lucas 10:40-42). Observa nuevamente la respuesta de Jesús. Esencialmente dijo que el tiempo que pasemos con Él, el mundo jamás nos lo podrá quitar. Éste nos proveerá beneficios permanentes, porque las cosas de Dios son eternas y perduran por siempre. ¡Las cosas naturales no duran para siempre! Éstas eventualmente mueren. Es probable que nos benef icien por algún tiempo mientras estemos acá en la Tierra, pero a lo máximo estaremos aquí más o menos 120 años. Después de eso continuaremos viviendo por toda la eternidad—y 120 años comparados con la eternidad, no son absolutamente nada. Busca esas cosas que están más alto ¡Necesitamos empezar a mirar las cosas con una perspectiva más amplia! Necesitamos expandir el alcance de nuestro radar espiritual para poder ver las cosas desde una posición más elevada. En vez de fijar nuestra atención en lo que está sucediendo ahora mismo, y aún en lo que pueda suceder en las próximas décadas, necesitamos practicar y ver las cosas desde el punto de vista eterno, el de Dios. Cuando miramos las cosas desde Su perspectiva, podremos ver lo que realmente vale la pena. Podremos más fácilmente dejar de lado las cosas que no son importantes—e invertir más de nuestro tiempo en buscar a Dios. M ie nt a s e s t e mo s e n l a T ie r r a podremos hacer cosas por Él que después no podremos hacer una vez en el cielo. Podemos brillar para Él como luces en la oscuridad. Podemos ser Sus embajadores, imponiendo manos sobre los enfermos, compartiendo el evangelio y ministrando Su amor al perdido. Nosotros somos el cuerpo de Cristo en este planeta. Él es la cabeza, pero nosotros somos Sus brazos y Sus piernas. ¡Nosotros somos Su luz en este mundo, y Él necesita que brillemos ahora! Él necesita que atraigamos a las personas que están a nuestro alrededor, y que seamos aquello que no podremos llegar a ser ser si vivimos atrapados en las cosas temporales. Debemos consagrar nuestra vida a Dios y: «liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe...» (Hebreos 12:1-2). "Pero Gloria, ¿estás diciendo que no importa si prosperamos financieramente, o si recibimos sanidad para nuestro cuerpo, o si vemos la bondad de Dios manifestada en las cosas naturales de nuestra vida?" ¡Por supuesto que esas cosas importan! Dios nos ama y quiere que recibamos todas las BENDIONES que Él ha provisto para nosotros, tanto temporales como eternas. Él también quiere que otras personas vean lo que Él ha hecho por nosotros, para que así se interesen en conocer más acerca de Él. Las personas en el mundo no están buscando más problemas. El los no están buscando enfermedades y escasez. Ellos están buscando una salida a los problemas, sa n idad y abu nda nc ia , y soluciones a sus problemas. Están buscando por un testigo que les diga: "¡Tengo la respuesta, Su Nombre es Jesús!" Dios siempre ha deseado que Su pueblo ascienda más alto, en la Tierra, para que aquellos que no lo conocen puedan ver Su amor y Su bondad. Él siempre ha querido que la iglesia tenga tal reputación sobrenatural que aún las personas que no son salvas digan: "¿Quieres sanarte? Ve a la Convención de Creyentes. ¿Quieres recibir de parte de Dios? Ve a la iglesia que está al final de la cuadra. ¡Ellos orarán por ti y podrás estar seguro que algo maravilloso sucederá!" Esa es la c lase de v ida que nos pertenece a nosotros, como hijos del Dios todo poderoso. Él quiere que caminemos en esta Tierra con el mismo poder y unción y con los resultados que Jesús obtuvo. Sin embargo, no lo lograremos si tenemos una mente carnal l lena de ocupaciones con las cosas de este mundo. Tenemos que tener una mente espiritual. Tenemos que mantener nuestros sentidos enfocados en lo que Dios nos ha llamado a hacer y en nuestro destino en el esquema eterno. En Colosenses 3:1-5, el apóstol Pablo lo dijo de esta manera: «Puesto que ustedes ya han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Pongan la mira en las cosas del cielo, y 2 0 : LV V C VIVE TU VIDA DE ACUERDO A LO QUE DICTA TU ESPÍRITU RENACIDO, NO DE ACUERDO A LO QUE DICTA TU CARNE.

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