LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Junio 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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pecado jamás hubiera existido. ¡E so e s g r a nd ioso! ¡E s lo má s grandioso! Aún las puertas del infierno no pueden detenerte "Sí, la fe y la gracia son grandiosas, es cierto", podrías decir, "pero, ¿qué pasa con el diablo? ¿Cómo puedo vivir como si estuviera en el Edén, cuando todavía estoy en este mundo infestado de pecado, batallando con él?" Haces lo mismo que hizo Jesús. Cuando Él estaba en la Tierra, Él derrotó al diablo todos los días de Su vida. Él no sólo venció cada tentación y c a m i n ó c o nt i n u a m e nt e e n l a BENDICIÓN de Dios a nivel personal, sino que brindó esa BENDICIÓN a la vida de otras personas. «Él anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hechos 10:38). " Pe r o, e s e e r a Je s ú s , he r m a no Copeland. Él es el hijo de Dios". Sí, lo es—y tú también lo eres. No eres tan sólo un viejo pecador olvidado, salvo por la gracia. ¡Tú eres una nueva creación! «De modo que, si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo! Y todo esto proviene de Dios...» (2 Corintios 5:17-18). Tú has «nacido de nuevo, y no de una simiente (semilla) perecedera, sino de una simiente imperecedera, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre» (1 Pedro 1:23). Tu A DN espiritual y el A DN de Je sús son e x ac ta mente el m ismo. E s pi r it u a l mente , ere s u n g eme lo idéntico. Tú también tienes la misma fe que Él tiene. La fe de Dios te ha sido dada como un regalo, en la misma fracción de segundo en la que naciste de nuevo (Efesios 2:8). Es tan poderosa que la primera vez que la usaste, te transformó para siempre. Te conectó con tal nivel de la gracia de Dios, que tu viejo hombre murió y te convertiste en la justicia de Dios en Él: y fuiste resucitado y sentado en los lugares celestiales con Jesucristo. Piénsalo: tú todavía eras un bebé e s p i r it u a l c u a n d o t o d o o c u r r i ó . Probablemente no sabías mucho acerca de la PALABRA de Dios como sabes ahora. Aun así, por tan sólo creer, con fesa r y ac t ua r en ese m ín i mo conocimiento, saliste del reino de las tinieblas y entraste al reino de la luz, del amado Hijo de Dios, y las puertas de infierno, no pudieron detenerte. Podrías decir: "Sí, pero esa fue una victoria espiritual; en lo natural todavía estoy sujeto a todo este desorden que el diablo instiga alrededor del mundo". No, no lo estás. No hay nada en este mundo que tu fe en Dios no pueda vencer. «Porque todo el que ha nacido de Dios, vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe» (1 Juan 5:4). Cuando usas tu fe en la PALABRA de Dios como un arma en contra del diablo, el queda indefenso en tu contra. Obser va lo que pasó en su bata l la final con Jesús; Jesús lo hizo antes que nosotros con la misma medida de fe que nosotros tenemos. Él desarrolló Su fe, alimentándola en la PALABRA de Dios de la misma manera que tú y yo lo hacemos, y todas las fuerzas del infierno combinadas no pudieron hacerle frente. Después de ir a la cruz, Él los atacó y los desarmó de tal manera, que si ellos hubieran sabido lo que estaba a punto de sucederles, «nunca habrían crucificado al Señor de la gloria» (1 Corintios 2:8). Si has leído la Biblia, conoces la emocionante historia de la v ictoria de Jesús. La misma comenzó cuando Satanás y sus secuaces pensaron que f inalmente habían logrado aventajar a Jesús. Mientras Él sufría en la cruz de tal manera que ya no parecía un ser humano, ellos no sabían que Él estaba pagando el precio del pecado de toda la humanidad. Ellos no se dieron cuenta que Él estaba actuando como nuestro sustituto; entonces, cuando Él murió y fue arrastrado al infierno, todos liberaron su furia por completo sobre Él. ¡Después, al tercer día, descubrieron que habían cometido un error garrafal! En e l mome nto q u e p e n s a r on que estaban a punto de aniqu i la r a Jesús, repentinamente el ámbito espiritual retumbó con la voz del Dios todopoderoso: "¡Es suficiente!" les dijo. "Nuevamente seré un Padre para Él y nuevamente Él será mi Hijo". Con esas palabras, Jesús instantáneamente resucitó de entre los muertos. Fue el primer hombre en haber nacido de nuevo del pecado a la justicia, y empezó a predicarles el evangelio, allí en el infierno. Con demonios retorciéndose de un lado hacia otro, le arrancó las llaves a Satanás y dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la t ier ra » ( Mateo 28:18). Después— zas—salió de las entrañas de la Tierra, ascend ió y recuperó Su cuer po, y se dirigió al cielo donde derramó Su sangre sobre el trono de la misericordia celestial. 6 : LV V C No hay nada en este mundo que tu fe en Dios no pueda vencer. Cuando usas tu fe en la PALABRA de Dios como un arma en contra del diablo, el queda indefenso en tu contra.

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