LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Julio 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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como si estuviera totalmente de acuerdo. Algunas veces las personas no sabrán tu nivel de ignorancia si tan solo te quedas callado. Él prosiguió: "Dios me ha dado el nombre del predicador al que quiere que se lo regale. Lo llamaré ahora mismo y le comunicaré lo que Dios me ha instruido". A continuación llamó a un predicador amigo y lo escuché decir: "Joe, soy Kenneth ". Yo sabía que Joe estaba creyendo por un av ión. No podía escuchar lo que Joe decía hasta que el hermano Copeland le dijo el motivo de su llamada—¡el hermano Copeland tuvo que alejar el teléfono de su oreja porque Joe comenzó a dar gritos de júbilo! Me lo imaginaba bailando y corriendo en círculos. Después el hermano Copeland le dijo: "Joe, regresaremos a casa y haremos los arreglos necesarios para entregártelo. Sin embargo, antes de transferirlo, rectificaremos el motor". Me quedé allí sentado… mudo y sin palabras. Mi siguiente pensamiento fue: ¿si lo está por regalar, porqué invertirá dinero adicional? Deja que Joe repare el motor. El hermano Copeland percibió mis pensamientos y me dijo: "Sé lo que estás pensando". "Estás pensando que si voy a regalarlo, qué necesidad hay de invertir dinero extra". Le respondí: "sí, es exactamente lo que estoy pensando; jamás había escuchado nada parecido". Kenneth Copeland no sólo predica acerca de la prosperidad; no sólo predica acerca de la siembra y la cosecha; él lo practica—cada día de su vida. No solamente desde el púlpito sino en cada área de su vida. Tienes que entender que yo no tenía el nivel financiero del hermano Copeland. Yo todavía estaba creyendo por dinero para suplir las necesidades básicas en mi casa y para poder vestirme. Estaba creyendo por dinero para darle a Carolyn y a las bebés mientras viajaba. ¡Estaba creyendo por el dinero de la renta... y él estaba regalando aviones! Así que le pregunté: ¿Por qué gastarás dinero en ese avión que estás a punto de regalar? Lo mejor es para Dios Él me respondió: "Porque creo en el principio del retorno del ciento por uno". Identifiqué que estaba hablando acerca de Marcos 10:29-30. "¿Qué quieres decir con eso? le pregunté. "No quiero regalar un avión que tenga fallas en el motor, porque si lo hago, recibiré el ciento por uno de esa semilla, y terminaré con un avión más grande que necesitará reparaciones en el motor" me explicó. "Quiero dar algo que es muy bueno. Voy a hacer todo lo necesario para que esté en perfectas condiciones cuando lo regale, y así el avión que reciba será también de primera clase". Unos 11 días después de sembrado el avión en el ministerio del hermano Joe, el hermano Copeland me llamó y me preguntó: "¿Quieres presenciar un milagro, tú y toda la familia?" L e r e s p o n d í : " N o s g u s t a r í a muchísimo". "Entonces encontrémonos en el aeropuerto de Oak Grove". Fuimos al aeropuerto y vimos al hermano Copeland, a Gloria, Kellie y John parados en la zona de abordaje con su mirada fija en la pista de aterrizaje. Nos paramos detrás de ellos y exclamé: "¿Qué están haciendo?" Él me respondió: "Esperando el milagro. Tan sólo mantén tus ojos al final de la pista... y lo verás". Nosotros nos paramos allí, mirando. Poco tiempo después, vi unas pequeñas luces a la distancia y pude identificar que era un avión en maniobras de aproximación. Tan solo once días después recibió un avión más grande y más rápido, totalmente pago. Entramos a la nueva nave y alabamos a Dios. ¡Fue un milagro grandioso! Yo estaba tan impresionado que quería regalar algo—¡cualquier cosa! Yo había estado dando, pero no a ese nivel. Pensé: Iré a casa y buscaré algo que pueda regalar. Necesito un auto nuevo—regalaré el auto. El Señor siempre me proteg ió. Él sabía que cometería un error. Él sabía que yo estaba siendo sincero; sin embargo, estaba equivocado. El Señor me dijo: antes de que salgas saltando de aquí y lo hagas, asegurémonos que es una revelación para ti tal como lo es para el hermano Copeland. No estás listo para hacerlo ahora; pero estarás listo si me escuchas. He visto a personas hacer lo mismo que el hermano Copeland hizo, sin resultados. Ellos terminarían sin creer el mensaje. Sin embargo, no hay nada malo en el mensaje ni el mensajero— simplemente, eso no era una revelación para ellos. Tú no puedes vivir de la revelación de otras personas—debe ser una revelación personal para ti. Una revelación por la cual vivir Yo aprendí a no apresurarme después de ver ese milagro. La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. Así que me mantuve alimentando mi espíritu, escuchando los casetes del hermano Copeland acerca de las leyes de la prosperidad, sembrando y cosechando, obser vándolo aplica r esos mismos principios en su vida personal. Después de un tiempo, se volvió una revelación para mí. Comencé a ver la bendición de Dios sobre Carolyn y en mi propia vida. Aprendí las leyes de la siembra y la cosecha al observar al hermano Copeland ponerlas en práctica. Éstas se convirtieron en una revelación para mí y todavía hoy operan en mi vida. Todo lo que hemos recibido en nuestro ministerio ha llegado de esa manera. He regalado varios aviones y Dios me ha bendecido con mejores aviones. Ésta es la manera en la que mi familia y yo operamos. Te a n i mo a hor a m ismo a que alimentes tu espíritu con la Palabra de Dios y que estudies las leyes de la prosperidad hasta que se conviertan en una revelación para tí. Después, ponlas en práctica. Dios suplirá cada necesidad. ¡Él es fiel! 2 4 : LV V C

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