LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Agosto 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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esperaba que hicieran. Por ejemplo, Jairo. Uno de los jefes de la sinagoga durante el ministerio terrenal de Jesús. Marcos 5 nos narra un momento que él vivió durante una situación muy urgente. Su pequeña hija estaba gravemente enferma y a punto de morir. «¡Ven que mi hija está agonizando! Pon tus manos sobre ella, para que sane y siga con vida» (Marcos 5:23). Con esas palabras, Jairo liberó su fe, y después de eso no dijo nada más. A pesar de que cuando iban camino a su casa, alguien vino a decirle que su hija había muerto, Jairo mantuvo su boca cerrada. Se rehusó a temer y se mantuvo en fe. Él mantuvo su confesión, Jesús hizo que sucediera y su hija fue resucitada de entre los muertos. Si quieres ver otro ejemplo de alguien que liberó su fe y recibió un milagro, considera a la mujer con el f lujo de sangre. Su historia se entreteje con la de Jairo. A pesar de que su situación no era tan urgente como la de él, ella estaba desesperada por la ay uda de Dios porque había sufrido de un flujo de sangre por 12 años. Había gastado todo su dinero en doctores y en vez de mejorarse, solo había emporado. Cuando escuchó acerca de Jesús y Su unción de sanidad, decidió creer y liberó su fe de la misma manera que lo hizo Jairo. «Y es que decía: «Si a lcanz o a toca r aunque sea su manto, me sana ré» (versícu lo 28). Después, actuó. (Santiago 2:26 dice que la fe sin la acción correspondiente está muerta). Fue al encuentro con Jesús, y mientras Él caminaba hacia la casa de Ja iro, se metió entre la mu lt it u d y to c ó e l b ord e d e S u manto. Inmediatamente sucedió lo que el la dec la ró. «Su hemor ra g ia se det uvo, por lo que sintió en su cuerpo que había quedado sana de esa enfermedad» (Marcos 5:29). Otro ejemplo de una mujer que recibió un milagro asombroso por declarar palabras de fe es el de la mujer sunamita en 2 Reyes 4. Ella y su esposo tenían un hijo que había nacido como resultado de una palabra que Dios les había dado a través del profeta Eliseo. Una mañana cuando el niño fue a ayudar a su padre en el campo, se enfermó y para el medio día había muerto en los brazos de su madre. La madre, en vez de colapsar en desesperación, puso el cuerpo del niño en la cama de la habitación donde el profeta Eliseo se quedaba cuando iba de visita. Después se fue a buscar a Eliseo. Ella puso su fe en la palabra que había recibido acerca del niño y llamando a su esposo le dijo: «—Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo a ver a l va rón de Dios y reg rese enseguida. —¿Para qué vas a verlo hoy? No es luna nueva ni día de reposo —dijo él. —Quédate tranquilo —respondió ella.» (versículos 22-23 RVR-1995). Quédate t ranquilo. ¡El hijo de la mujer había muerto y eso fue todo lo que dijo! El la no dio una g ran explicación. No le dijo a su esposo ni una sola vez: "Nuestro hijo está muer to". El la l la mó las cosas que no eran como si fueran. Ella usó sus palabras para liberar su fe y se rehusó a decir algo más, hasta que encontró al profeta en el monte el Carmelo. «Cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: —Ahí viene la sunamita. Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla y le digas: "¿Te va bien a ti? ¿Les va bien a tu marido y a tu hijo?" —Bien —dijo ella» (versículos 25-26). ¡Piénsalo! Aún cuando ella estaba hablando con Eliseo, la mujer sunamita no mencionó la muerte en absoluto. Ella mantuvo su confesión de fe y el profeta se puso de acuerdo con ella. Como resultado, antes de que el día se termina su hijo resucitó de entre los muertos, y verdaderamente, todo estuvo bien. Córtale la cabeza al gigante Como puedes ver en estos t res ejemplos poderosos, cuando se trata de recibir de Dios, no solo es importante que creas lo que Él dice y te muevas con la acción correspondiente, sino que también debes estar seguro de que tus palabras se alineen con Su PALABRA. ¡Para bien o para mal, tus palabras importan! Éstas son el medio por el que tu fe se libera. 6 : LV V C "LOS CRISTIANOS HOY DÍA SON MUY RÁPIDOS PARA TOMAR SU CELULAR CUANDO ALGO MALO SUCEDE Y EMPEZAR A LLAMAR A LA GENTE PARA CONTARLE. ESO DAÑA TU FE. ¡ NO LO HAGAS!"

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