" Yo creo que Usted puede qu ita r este
diagnóstico", le dijo Deborah al doctor.
"Señora McDermott, los niños que tienen
autismo no se recuperan de la nada," le dijo.
"Ellos mejoran, pero yo nunca he visto un
diagnóstico de autismo ser anulado".
Mientras tanto, James hablaba acerca de lo
mucho que había disfrutado patinar sobre hielo
y el patinaje sobre ruedas. El doctor se había
quedado mudo.
"El niño que estoy observando y los historiales
médicos no concuerdan," dijo el doctor. "¿Está
segura que estos son sus historiales médicos?"
Unos minutos después, ella dijo: "tenía una
serie de discapacidades y ahora él no tiene
ninguna. Ya no sufre de ningún síntoma de
autismo. Este diagnóstico es un error y tiene que
ser anulado de su historial".
Hoy en día, James tiene 12. Es muy sociable,
cariñoso y feliz. El año pasado, Tim preguntó si
podía dejar Inglaterra y asistir a la universidad
de Andrew Wommack, Charis Bible College
(Instituto Biblíco Charis) en Colorado.
"Tim perdió gran parte de su niñez por culpa
del autismo y recuerda muy poco de ella" nos
explica Chris. "El niño que nos dijeron que
iba a terminar en una institución mental para
niños con autismo, ahora está tomando un
vuelo internacional, y vive en otro país. Ha ido
a viajes misioneros en Bulgaria y Ecuador. Es
maravilloso hacer video llamadas con él desde
todos esos lugares".
"Recuerdo aquellas largas noches donde la voz
de Gloria nos hablaba en la oscuridad. Desde
el día que Deb se conectó con los Ministerios
Kenneth Copeland, llegué a un hogar diferente.
El la l la maba a los M inister ios Kennet h
Copeland cada viernes por oración. Ponía las
enseñanzas en el día y en la noche, y vivía por la
revista".
" Muchas veces yo l legaba a casa y le
preguntaba qué estaba haciendo. Su respuesta era:
'escuchando a papá de nuevo'. Esa era la forma en
la que llamaba a Kenneth. Cuando ella le pedía
por algo del ministerio, siempre buscaba la forma
de darle el dinero para que lo tuviera. Yo observé
cómo las cosas cambiaron con nuestros hijos, en
nuestro matrimonio y en nuestras finanzas. Estoy
casado con una persona diferente. Ya no tenemos
crisis. Disfrutamos de una vida normal—de
hecho, mejor que una vida normal. Nosotros
vivimos en la bendición".
Desde el día que Deb se conectó con
los Ministerios Kenneth Copeland,
llegué a un hogar diferente. Ella llamaba
a los Ministerios Kenneth Copeland
cada viernes por oración. Ponía las
enseñanzas en el día y en la noche, y
vivía por la revista.Observé cómo las
cosas cambiaron con nuestros hijos,
en nuestro matrimonio y en nuestras
finanzas.
—Chris
es.kcm.org/colaborador
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