LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Octubre 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

Issue link: http://read.uberflip.com/i/739614

Contents of this Issue

Navigation

Page 6 of 27

LV V C : 7 Pa ra un papá, recibir esas noticias y to d av í a ma ntener e l cont rol de sus pensamientos es, en lo nat ural, completamente imposible. Aun así, eso f ue e xac ta mente lo que Jesús le dijo a Jairo que hiciera. C u a n d o É l e s c u c h ó q u e l a n i ñ a h a bí a mu e r to, l e r e s p ond ió: « No temas. Sólo debes creer, y tu hija será sanada» (versículo 50). Por supuesto, Jairo lo hizo: obedeció a Jesús y se rehusó a temer. Como resultado, unos pocos versículos más adelante vemos que su hija estaba viva y sana. " H e r m a n o C o p e l a n d , c o n o z c o e sa h istor ia de l a Bibl ia , p ero no la ent iendo. ¿Cómo a lg u ien puede l o g r a r q u e e l t e m o r n o t o m e e l control en un momento como ese?" ¡El poder para detener el temor está en la PALABR A de Dios! Apa r te de Su PA L A BR A , nadie ni nada puede detenerlo. Es posible a d a p t a r s e a é s t e o a t r a v e s a r l o , pero no detenerlo en su tota l idad. Pa ra anu la rlo hace fa lta un poder, y conec ta r se a e sa c l a se de p oder requiere de fe en la PA LA BR A de Dios. E s o f u e l o q u e J a i r o h i z o. É l escuchó las palabras de Jesús: «tu hija será sanada» y las creyó. Eliminó el miedo con la fe en Dios, resistió la tentación de preocuparse y todo salió bien. Puedes ver otro ejemplo de esto en la vida de Pedro. ¿Recuerdas cuando caminó sobre el agua? Instantes antes de hacerlo, estaba tan asustado como los demás discípulos que estaban con él en la barca. No solamente tenían que lidiar c on u n m a r tor me nto s o. L e a mo s Mateo 14: «Pero ya cerca del a manecer Jesús fue hacia ellos caminando sobre las aguas. Cuando los discípulos lo vieron caminar sobre las aguas, se asustaron y, l lenos de miedo, g r ita ron: «¡Un fantasma!» Pero enseguida Jesús les dijo: «¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengan m iedo!» Ped ro le d ijo: « S eñor, si que Pedro y los que estaban con él le dijeron: «Maestro, son muchos los que te rodean y te apr ietan.» Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado. Yo sé bien que ha salido poder de mí.» Cuando la mujer se vio descubierta, se acercó temblorosa y se a r rojó a los pies de Jesús, y delante de todo el pueblo le contó por qué lo había to c a do, y cómo a l i n st a nte h a bí a sido sanada. Entonces Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz» (versículos 43-48). Mientras todo esto sucedía, Jairo estaba de pie espera ndo… su h ija to d a v í a e n fe r m a e n s u c a s a c a d a v e z m á s c e r c a d e l a m u e r t e… y Satanás, que con casi toda seguridad estaba usando la demora como una opor t unidad pa ra presiona r a Ja iro pa ra que rompiera su cone x ión de f e c o n J e s ú s , p r o b a b l e m e n t e l e estaba susu r ra ndo a l oído a lg unos p e n s a m i e n t o s d e p r e o c u p a c i ó n : ¿Cuánto tiempo vas a esperar que esta muje r tan charlatana siga hablando? ¿ Ahora le va a contar todo lo que le h a p a s a d o d u r a n t e l o s d o c e a ñ o s que ha estado enfe r ma? ¿ Aca so Jesú s no se ac ue rd a qu e t u hija está e n t u casa muriendo? Sin embargo, Jairo aparentemente no ced ió a la presión. Él ta n solo se quedó allí en silencio. La última cosa que le d ijo a Jesús acerca de su hija f ue: «¡Ven que mi hija está a gon iz a ndo! Pon t us ma nos sobre ella, para que sane y siga con vida» (Marcos 5:23), y permaneció con esa confesión. Escuchó el testimonio de la mujer que había sido sanada del flujo de sangre; escuchó lo que Jesús le dijo y debido a que la fe viene por el oír la PALABR A de Dios, su fe fue fortalecida y animada. Después sucedió algo inesperado. Mientras Jesús hablaba, un mensajero v ino desde su casa , a dec i rle: «Tu h ija ha muer to. No mole ste s má s a l M a e s t ro » ( L uc a s 8:49). C omo padre, no puedo pensar en palabras más difíciles de escuchar que esas. muer te de st r uyera a l que ten ía el dominio sobre la muer te, es decir, al diablo, y de esa manera librara a todos los que, por temor a la muerte, toda su vida habían estado sometidos a esclavitud» (Hebreos 2:14-15). C u a n d o l o m i r a s d e s d e e s a p e r s p e c t i v a , n o t i e n e s p o r q u é preg u nta r te porqué Dios l l a ma a l temor algo "malo". Cada vez que le permitimos entrar en nuestra vida— ya sea en el área de las relaciones, las finanzas o la salud—éste hace que el sacrif icio de Jesús no tenga ningún efecto en esa área. Nos desconecta del precioso rega lo inmensurable de la gracia de Dios. Una ve z le ped í a l SEÑOR que m e d e f i n i e r a l a p a l a b r a g r a c i a . É l m e d ij o: E s m i m á s p r o f u n d o deseo de t ratar contigo como si nunca hubieses pecado. Cuando escogemos preoc upa r nos y dud a r, f r ust ra mos ese deseo. Aún si somos nacidos de nue vo y e sta mos c a m i no a l c ielo, el temor ha rá que pensemos como p ec adore s y nos apa r temos de l a s BENDICIONES que el Dios de los cielos quiere que disfrutemos aquí en la Tierra. Por esa razón, Jesús le habló con tal firmeza a Jairo al respecto. Jairo e s t a ba en f rent a ndo u n a sit u ac ión de v ida o de muer te. Él solamente tenía una hija, de más o menos 12 años y ella estaba muriendo de una enfermedad (Lucas 8:42). Creyendo que Jesús podía sanarla, Jairo le había pedido que v iniera a su c a sa y le i mpusiera l a s ma nos. Jesús había acced ido, pero c ua ndo iban pa ra la casa, una mu ltit ud de personas se agolparon a su alrededor, causando que se demorara en llegar. «Una mujer, que hac ía doce a ños p a d e c í a d e h e m o r r a g i a s y h a b í a gastado todo lo que tenía en médicos, n i n g u no hu bie r a p o d id o c u r a rl a . Se le acercó por detrás y le tocó el b orde de l ma nto. A l i nst a nte , s u h e m o r r a g i a s e d e t u v o. E nt o n c e s Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Todos negaban haberlo tocado, así

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Edición Octubre 2016