LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Enero 2017

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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2 6 : LV V C hacemos un montón de oraciones con todas nuestras fuerzas tratando de que Él cambie. Sin emba rgo, la mayor ía hemos descubierto que eso no funciona. Dios nunca cambia (Malaquías 3:6), porque Él siempre tiene la razón. Sus caminos siempre son perfectos. Él nunca se equivoca; así que cuando nuestras oraciones por sanidad no producen resultados, somos nosotros los que necesitamos cambiar. Eso fue lo que Jesús les dijo a Sus discípulos en Mateo 13:15, NTV. Él dijo que la razón por la que la gente religiosa de Su época no podía recibir la sanidad de parte de Su ministerio era porque: «sus oídos no pueden oír, y han cerrado los ojos, así que sus ojos no pueden ver, y sus oídos no pueden oír, y su corazón no puede entender, y no pueden volver a mí para que yo los sane». Si bien esa es una afirmación seria, en realidad nos proporciona muy buenas noticias referentes a la sanidad. Nos dice que cualquier momento en el que vemos, escuchamos o entendemos con nuestro corazón lo que la Palabra de Dios dice, si cambiamos nuestra manera de pensar conforme a ella, seremos sanados. ¡Medítalo! En cualquier momento en el que nos pongamos de acuerdo con Dios, ¡podemos recibir sanidad! En c u a lqu ier momento en que estamos dispuestos a poner de lado las circunstancias, o el diagnóstico del doctor, o las doctrinas religiosas que nos han enseñado, y solo le creemos a Dios y a Su Palabra, Su poder sanador será liberado en nosotros. No tenemos que esperar a que nuestra iglesia tenga una reunión especial de sanidad, o que alguna persona ungida ore por nosotros. No tenemos que esperar nada de eso. Podemos encontrar lo que nuestra Biblia dice, cambiar lo que creemos para que estemos de común acuerdo con ella y ser sanos. ¡En cualquier momento! Podrías preguntarte: "¿Con qué debo ponerme de acuerdo respecto a lo que dice la Biblia sobre la sanidad?" Una cosa que dice es que la sanidad es siempre la voluntad de Dios, que Él siempre quiere que Su pueblo esté bien. Siempre nos está diciendo a nosotros, Su pueblo, lo mismo que les dijo a los israelitas en Éxodo15:26: «Yo soy el Señor, tu sanador». A l cont ra r io de lo que a lg unas personas han enseñado, las escrituras no dicen en ninguna parte que la voluntad de Dios para Su pueblo es que estés enfermo. No hay un solo versículo Bíblico que indique que Él recibe gloria por la enfermedad, o que Él la usa con los suyos para enseñarles algo. Esas son sólo tradiciones religiosas que el diablo inventó, para hacer que la Palabra de Dios "no tenga ningún efecto" en nuestra vida (Mateo 15:6). Lo que la Biblia revela es que donde quiera que la voluntad de Dios se cumpla sin obstáculos, la enfermedad no tiene cabida alguna. Por ejemplo: no hay enfermedades en el cielo, donde todo funciona de la manera que Dios quiere. Y en el comienzo, cuando las cosas en la Tierra funcionaban de acuerdo con la voluntad de Dios, tampoco había ninguna enfermedad aquí. Cuando Dios creó el Jardín del Edén para que Adán viviera en él, no puso ninguna clase de enfermedad. Él creó todo en la Tierra para que fuera: «bueno en gran manera» (Génesis 1:31). Por supuesto, todas esas cosas buenas se desordenaron cuando Adán pecó y el diablo usurpó su autoridad. Sin embargo, cuando Jesús v ino, Él nos mostró nuevamente la perfecta voluntad de Dios. Él hizo las cosas exactamente de la manera que Dios quería, lo que significa que cuando las multitudes de personas enfermas le pidieron ayuda: «Él los sanó a todos» (Mateo 12:15). Nunca he podido entender cómo alguien que ha leído acerca del ministerio de Jesús puede todavía pensar que la voluntad de Dios para algunas personas es que estén enfermas. No tiene sentido. Si Dios quiere que algunas personas estén enfermas, ciertamente Jesús se hubiera encontrado con alguna de ellas cuando estaba en la Tierra. Con seguridad Él habría dicho, al menos una vez de las miles de veces que le pidieron que los sanara, algo parecido a: "No, lo siento, no es la voluntad de Mi Padre que estés bien. Tienes que seguir enfermo". Sin embargo, ¡Jesús nunca le dijo eso a nadie, en ninguna parte, en ningún momento! En su lugar, Él le respondió a todos aquellos que se le acercaron de la misma manera que le respondió al leproso en Marcos 1:40-41, cuando dijo: «Si quieres, puedes limpiarme.» Jesús tuvo compasión de él, así que extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero. Ya has quedado limpio». Ni uno solo entre millones Otra cosa que la Biblia dice acerca de la sanidad, es que, sin importar las circunstancias, Dios tiene más que suficiente poder para hacer la obra. Por ejemplo, tan solo observa lo que hizo por los israelitas en el libro de Éxodo. Cuando los liberó de la esclavitud de Egipto había millones de ellos, y Él los sanó a todos al mismo tiempo. Los sacó de la cautividad y como el Salmo 105:37 lo describe: «en sus tribus no había un solo enfermo». ¿No es maravilloso? Esas personas habían vivido durante muchos años como esclavos. Habían sido malnutridos, maltratados y trabajado en exceso. Aun así, Dios derramó Su poder sanador sobre ellos, sobre cada persona, desde la abuelita más anciana hasta el bebé recién nacido y más pequeño; estaban sanos y fuertes. Si Dios pudo sa na r una nación c o m p l e t a q u e e s t a b a b a j o e s a s condiciones en el Antiguo Testamento, antes de que la gente naciera de nuevo, ciertamente puede sanarnos a nosotros, los creyentes de hoy en día. Su poder no ha disminuido. Él no está sentado, pre oc upado y preg u nt á ndos e qué puede hacer con cada enfermedad de la actualidad, que tiene a los expertos sin saber cómo enfrentarla. Para toda y cualquier cosa, Dios tiene la cura. ¡Pienso que nosotros como creyentes algunas veces nos olvidamos de eso! Y nos dejamos atrapar por los hechos naturales y los diagnósticos médicos y perdemos de vista quién es Dios en realidad. Él no solamente es nuestro gran médico. Él es el Dios todopoderoso. Él es el Creador del cielo y la Tierra, Omnisciente y Omnipresente—y es Su poder el que respalda cada escritura en la Biblia. Su habilidad infinita está detrás de cada escritura, como éstas: • «Pero me servirán a mí, el Señor su Dios, y yo bendeciré t u pan y t us aguas, y quitaré de en medio de ti toda enfermedad» (Éxodo 23:25). • «¡Bendice, alma mía, al Señor, y no

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