LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero 2017

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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Cuando vayas a una reunión de sanidad, ve con la seguridad en tu corazón de que serás sano. ¡Prepárate con anticipación, para que en el momento en el que el hombre o la mujer de Dios te imponga las manos, la Unción de Dios fluya hacia y ti y estés seguro de que recibirás! A continuación, te presento unos consejos que te ayudarán: Cuando Jesús ministró en la Tierra, cada persona enferma que respetaba la Unción en Él recibió su sanidad. Marcos 6:56 Cuando Pedro ministró en el Nombre de Jesús, la gente le respondió de la misma manera que le respondía a Jesús. Hechos 5:15-16 Jesús dijo que, si recibes a los que Él envía a ministrar sanidad en Su Nombre, será como si Él mismo estuviera ministrándote. Mateo 10:40 Aun en el Ministerio de Jesús, lo que las personas recibían no dependía de Él, sino de ellos. Marcos 5:34 Cuando un ministro te imponga las manos, conéctate con la Unción de Dios al creer, declarar y actuar en fe. Marcos 11:23 PRÁCTICOS LV V C : 2 1 5 4 3 2 1 CONSEJOS Sí, así era. Sin embargo, de manera similar, tú también lo tienes. Cu a nd o v a s a u n a r e u n ión d e sanidad, Jesús está allí presente en la forma de ese hombre o mujer de Dios que Él ha enviado a ministrarte como Su representante. Su Espírit u está presente en y sobre ellos. Ellos son Sus embajadores, imponiendo sus manos sobre ti en Su Nombre. Si los respetas y los recibes de la misma manera que lo respetas y lo recibes a Él, le abrirás absolutamente la puerta al poder de Dios y serás liberado. Podrás conectarte por medio de la fe a la Unción de Jesús. ¿Qué sucederá cuando hagas esa conexión? Lo mismo que le sucedió a la mujer de Marcos 5. Probablemente recuerdas su historia. Ella padecía de una enfermedad q u e l a B i b l i a d e n o m i n a c o m o : «hemorragias». Por espacio de 12 largos años había gastado todo su dinero yendo a doctores, pero ellos no habían podido ayudarla y se había quedado sin dinero, y sin esperanza. Después, sea como fuere, oyó acerca de Jesús. Escuchó que Él estaba ungido por Dios y que la gente se sanaba en Sus reuniones. Repentinamente, la fe surgió en su corazón y dijo: «Si alcanzo a tocar, aunque sea su manto, me sanaré». F ísic a mente , e l l a no e s t a ba en condiciones de salir de su casa. Según la ley judía, ella podía ser apedreada por mostrarse en un lugar público. Sin embargo, ella se levantó de su cama y salió. Ella no decidió que estaba muy enferma como para ir a la reunión de sanidad. ¡Ella entendió que, si estás enfermo, ese es el lugar al que necesitas ir! Cuando llegó al lugar en el que Jesús ministraba, se encontraba rodeada de muchas personas. Sin embargo, estaba determinada a acercársele, así que se abrió paso entre la gente. Una vez que se acercó lo suficiente, tocó su manto y: «…su hemorragia se det uvo, por lo que sintió en su cuerpo que había quedado sana de esa enfermedad. Jesús se dio cuenta enseguida de que de él había salido poder. Pero se volvió a la multitud y preguntó: «¿Quién ha tocado mis vestidos?» Sus discípulos le dijeron: «Estás viendo que la multitud te apretuja, y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"» Pero Jesús seguía mirando a su alrededor, para ver quién había hecho eso. Entonces la mujer, que sabía lo que en ella había ocurrido, con temor y temblor se acercó y, arrodillándose delante de él, le dijo toda la verdad. Jesús le dijo: «Hija, por tu fe has sido sanada. Ve en paz, y queda sana de tu enfermedad». (versículos 29-34). SI LOS RESPETAS Y LOS RECIBES DE LA MISMA MANERA QUE LO RESPETAS Y LO RECIBES A ÉL, LE ABRIRÁS ABSOLUTAMENTE LA PUERTA AL PODER DE DIOS Y SERÁS LIBERADO. PODRÁS CONECTARTE POR MEDIO DE LA FE A LA UNCIÓN DE JESÚS.

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