LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Abril 2017

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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empezamos a practicar este principio, las cosas empezaron a desatarse en nuestra vida. Por ejemplo, ayudamos a alguien a pagar la deuda de su auto. Hicimos un pago a su nombre cada mes durante un año. Tan solo unos meses después pudimos pagar completamente el nuestro. Sembramos para pagar una deuda de $3.300 y cosechamos a cambio $15.000 en el pago de una deuda propia. Es posible que estés pensado: ¡Eso es maravilloso, tomaré parte de mi diezmo y pagaré la deuda del auto de otra persona! Si pensaste eso, déjame advertirte algo: el diezmo no es para sembrar—hay una diferencia. Cuando diezmas, le estás devolviendo a Dios lo que ya le pertenece. La Biblia dice que los primeros frutos (eso representa el primer y mejor 10 porciento de tu incremento) le pertenece al Señor. Sembrar, por el contrario, implica dar algo que te pertenece a ti; así que solamente siembras cuando das algo más que tu diezmo. Sin embargo, t u diezmo afectará t u siembra; es la clave para que tu siembra sea bendecida. Malaquías 3:10-11 dice que, cuando diezmas, Dios abrirá las ventanas de los cielos, derramará lluvia sobre la semilla que has sembrado y la multiplicará. No te desanimes La segunda razón por la que las personas no cosechan es porque se cansan de esperar por la cosecha y se dan por vencidos. Dios nos advierte al respecto en Gálatas 6:9. Él nos dice que: «No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos». Sin embargo, nos es difícil esperar por "su tiempo" porque casi siempre llega ¡más tarde de lo que nosotros queremos! Nuestra carne es impaciente. Ella espera plantar una semilla y cosechar al día siguiente. Sin embargo, no sucede de esa manera. Las cosas espirituales funcionan de la misma manera que las cosas naturales. Un granjero sabe que toma cierto tiempo para que su cosecha crezca. Él no trata de apresurar a la tierra. Él no se sube al tractor y lo maneja por todas partes gritando: "Crezcan rápido plantas, necesito cosechar ¡AHORA MISMO!" Él espera pacientemente porque sabe que su cosecha llegará en el momento correcto. Po r ot r o l a d o , mu c h o s c r i s t i a n o s carismáticos pareciera que piensan que en el momento en el que siembran, la tierra temblará, caerán rayos del cielo y de repente, una cosecha masiva crecerá de la tierra. Cuando eso no sucede, se encogen de hombros y dicen: "Supongo que no recibiré nada". Así que continúan haciendo sus cosas y nunca más piensan en la semilla que han plantado. Como resultado, se desaniman y se pierden el momento de la cosecha porque se han olvidado qué y dónde sembraron. Muchas veces esto sucede porque las personas no se toman lo suficientemente en serio lo que significa esperar por una cosecha. Ven su ofrenda como una pérdida, en lugar de una inversión. Toma tu ofrenda con seriedad. Recuerda cuándo y dónde sembraste cada semilla; cada vez que pienses al respecto, declara: "¡He sembrado en esa área y estoy esperando una cosecha!" Después, vigílala. Proverbios 10:5 dice: «Cosechar en el verano es pensar con sensatez; Dormirse en la cosecha es no tener vergüenza». No duermas durante el tiempo de la cosecha. ¡Mantente despierto y cosecha la recompensa! Cosechar no es algo automático "Si siembro una buena semilla en fe, ¿vendrá automáticamente mi cosecha?" No, no lo hará. Cosechar no es más automático que sembrar. Lee la parábola que Jesús narró en Marcos 4 y verás a lo que me refiero: «El reino de Dios es como cuando un hombre arroja semilla sobre la tierra: ya sea que él duerma o esté despierto, de día y de noche la semilla brota y crece, sin que él sepa cómo. Y es que la tierra da fruto por sí misma: primero sale una hierba, luego la espiga, y después el grano se llena en la espiga; y cuando el grano madura, enseguida se mete la hoz, porque ya es tiempo de cosechar» (versículos 26-29). Dios no sembró la semilla en esa parábola. El hombre lo hiz o y Dios produjo el incremento. Después, el hombre cosechó al usar la hoz. Cosechar requiere de trabajo; requiere una acción de nuestra parte. Tal como un granjero no se sienta a esperar que su cosecha se recoja por sí misma y se guarde en el granero, nosotros no podemos esperar recoger nuestra cosecha sin nuestra propia ayuda. A lo mejor tienes la esperanza de que Dios se haga responsable de esa parte, pero no lo hará. Si lees la Biblia, verás que incluso cuando Dios provee una provisión espectacular y milagrosa, todavía requiere que su pueblo salga y la recoja. Por ejemplo: cuando los israelitas estaban en el desierto, Dios envió comida del cielo sobre ellos. Sin embrago, ellos no se podían quedar sentados en sus 16 : L V V C Mira a Keith en la cadena bvovn.com (en idioma inglés) NO ES SUFICIENTE QUE CREAS QUE DIOS ES BUENO Y QUE TE QUIERE PROSPERAR. NO ES SUFICIENTE QUE CREAS QUE TU COSECHA ESTÁ POR AHÍ AFUERA EN ALGÚN LUGAR. DEBES CREER QUE LA RECIBES.

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