LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Abril 2017

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

Issue link: http://read.uberflip.com/i/809634

Contents of this Issue

Navigation

Page 21 of 23

importantes—como mudarte a otro continente, y Él está hablándote de cosas sencillas. Es allí donde Él comienza con todos nosotros. Por ejemplo, Él nos habla de cómo dar «muerte a las obras de la carne» (Romanos 8:13). Nos habla acerca de las áreas en nuestra vida en las que hemos desobedecido a Dios y nos dice los ajustes que debemos hacer para que caminemos de acuerdo con la Palabra. E s p o s i bl e q u e e s a c l a s e d e instrucciones no suenen muy atractivas, pero debes prestarles atención. Si no lo haces, entorpecerás tu caminar con Dios. Tu carne te sacará del camino y no podrás fluir libremente en tu vida. Si no has aprendido a seguir al Espíritu Santo en los asuntos de la vida diaria, Él no puede arriesgarse a pedirte que vayas al África porque cuando llegues allá, probablemente vayas a la ciudad incorrecta. Te meterás en problemas y no harás ningún bien, porque estarás caminado en la carne en vez de caminar en el Espíritu. El hermano Kenneth E. Hagin, quien nos enseñó mucho a Ken y a mí acerca de estas cosas, solía decir: "no te pierdas la guía sobrenatural del espíritu sólo porque estás buscando algo espectacular". Sé sensible a cada susurro del Espíritu, por pequeño que parezca—honra cada instrucción que te dé como algo importante y haz lo que te diga que hagas—ya sea que te parezca significativo o no. Déjame mostrarte lo que quiero decir. Supongamos que necesitas sanidad en tu cuerpo, y quieres recibir un milagro. Es probable que vayas a una reunión pensando que el poder de Dios te golpeará como un rayo y te arrojará al piso. Sin embargo, durante el servicio, es posible que escuches al Espíritu Santo decir: Necesitas perdonar a tu cuñada. Si no has tomado la decisión de obedecer esa voz suave, es posible que no lo hagas. Es posible que no le prestes atención, porque no es lo que estás buscando. Puedo perdonar a mi cuñada después. Podrías pensar. Ahora quiero focalizarme en recibir mi milagro. Es probable que nunca se te ocurra pensar que la falta de perdón que tienes en contra de t u cuñada, es lo que te tiene enferma. Así que, al ignorar ese susurro, es posible que te vayas de la reunión desanimada, sin da r te c uenta de que pod r ías haber recibido tu milagro por hacer simplemente lo que el Espíritu Santo te impulsó a hacer. Eso fue lo que le pasó a Pedro en el Jardín de Getsemaní. Él fue con Jesús y otros dos discípulos a orar y prepararse para uno de los momentos más difíciles de su vida. Cuando, en vez de orar, Pedro se durmió. Jesús lo desper tó y t rató de ay uda rlo: «Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil» (Mateo 26:41). En ese momento, Pedro, no sabía que su carne era débil. Él pensó que era fuerte. Sólo unas horas antes le dijo a Jesús que haría cualquier cosa por Él, sin importar lo difícil que pudiera ser (lee los versículos 33-35). «Aun cuando tenga yo que morir contigo, jamás te negaré», le dijo. Sin embargo, Jesús no quería que Pedro fuera a la cárcel. Él no quería que muriera. Él solamente quería que lo obedeciera. Quería que velara y orara. Si él lo hubiera hecho, se podría haber evitado un gran fracaso personal y gozado de una gran victoria. Pero no lo hizo, desobedeció las instrucciones de Jesús, cedió a su carne y se volvió a dormir. ¡Tú y yo no tenemos que cometer ese error! Nosotros no somos como Pedro esa noche. Él todavía no era un creyente nacido de nuevo con un espíritu resucitado. Todavía no estaba bautizado y lleno del Espíritu Santo. ¡Nosotros lo somos! A u n q u e a ú n v i v a m o s e n c ue r p o s n at u r a le s , s omo s s e r e s sobrenaturalmente nuevos. Nosotros hemos muerto con Cristo y nuestro espíritu ha sido resucitado con él por la Gloria del Padre. Nosotros no solo tenemos el poder de escuchar las instrucciones del Señor; en nosotros mora el poder de Su Espíritu dándonos el poder de obedecerlo. ¡Nosot ros tenemos en nuest ro interior todo lo que se requiere para caminar todos los días en la vida de resurrección! una vida espiritual descuidada y perezosa, y cuando se meten en problemas, se preguntan: ¡Esto sí que es una sorpresa! ¿Por qué me ha ocurrido esto a mí? Por supuesto, Dios es misericordioso, así que si nos encontramos en esa situación podemos clamar a Él y Él nos responderá y ay udará. Sin embargo, esa no es la manera en la que nosotros, como creyentes, debemos vivir. ¡La aventura más emocionante que existe! No se supone que vivamos de acuerdo con este mundo. No estamos diseñados por Dios para vivir bajo su dominio. Estamos diseñados para caminar como vencedores en el ámbito del espíritu. Como Romanos 8:29 dice que nos: «predestinó para que sean hechos conforme a la imagen de su Hijo». Esa imagen ya está en tu interior perfecta y completa. Porque Jesús vive en tu espíritu, ya eres como Él en el interior. Lo que estás haciendo en este momento es aprendiendo a caminar de una manera que le permite a Él salir más y más al exterior. Estás aprendiendo a manifestar en tu vida la realidad revelada en Colosenses 2:9-10: «En [Jesús] la llenura completa de la Deidad continúa habitando en forma de cuerpo [dando expresión completa a la naturaleza divina]. Y tú en Él, te haces completo y llegas a la plenitud de la vida [en Cristo estás lleno con la deidad— Padre, Hijo y Espíritu— y alcanzas la estatura espiritual completa]» (AMPC). ¡A eso es lo que llamo una aventura emocionante! Como nueva creación en Cristo, estás en la misión más emocionante que puedas imaginarte. Estás en el proceso de parecerte más y más a Jesús. Al vivir en el poder de Su vida de resurrección, estás desarrollando tu capacidad de caminar en el espíritu y no cumplir los deseos de la carne. Es más, tienes el poderoso Espíritu Santo como tu entrenador personal. Si lo escuchas y lo obedeces, no te equivocarás. "Pero Gloria," podrías decir, "yo he estado pensado que el Espíritu Santo me va a decir que vaya a China o África como misionero o algo así—y estoy dispuesto a hacerlo, pero hasta el momento no me ha dicho nada". Bueno, Él dice cosas, es cierto. Él siempre nos habla. Probablemente no estás escuchándolo porque estás focalizado en las cosas que consideras grandes e

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Edición Abril 2017