TRANSFORMA
TODO
EL NOMBRE QUE LO
ERROR MUY COMÚN EN MÁS DE UNA OCASIÓN: HEMOS VISTO CIERTOS VERSÍCULOS EN LA
BIBLIA COMO UNA PROMESA QUE TODAVÍA NECESITA CUMPLIRSE, CUANDO EN REALIDAD
SON DECLAR ACIONES FACTUALES. HEMOS USADO ESOS VERSÍCULOS EN OR ACIÓN,
PENSANDO QUE ESTAMOS ESPERANDO QUE DIOS PROVOQUE SU MATERIALIZACIÓN,
CUANDO LA VERDAD ES QUE ÉL ESTÁ ESPERANDO A QUE NOSOTROS SIMPLEMENTE LOS
CREAMOS Y LOS PONGAMOS EN ACCIÓN.
4 : LV V C
LA MAYORÍA DE NOSOTROS, COMO CREYENTES, HEMOS COMETIDO UN
Esto es lo que ha sucedido en gran medida
con Juan 14:12-13. Multitudes de cristianos
han tratado esas escrituras como versículos
de oración. Han orado… y orado… y
orado para que Dios haga que sucedan
en sus vidas las palabras que Jesús dijo
allí: «De cierto, de cierto les digo: El que
cree en mí, hará también las obras que yo
hago; y aún mayores obras hará, porque
yo voy al Padre. Y todo lo que pidan al
Padre en mi nombre, lo haré, para que
el Padre sea glorificado en el Hijo». //
El problema radica en que éstos no son
versículos de oración. Son una realidad ya
materializada. Jesús ya fue al Padre; por
lo tanto, nosotros no tenemos que orar
para que Dios nos otorgue el privilegio y
el poder de hacer las obras de Jesús. ¡Él
ya nos ha dado ese poder! // A través de
Su muerte, resurrección y ascensión, Jesús
le ha dado a cada creyente, en cualquier
lugar, el derecho a pedir (o "demandar",
como lo representa el griego con mayor
precisión) en Su Nombre y obtener los
mismos resultados que Jesús obtendría. //
Eso fue lo que Pedro hizo en Hechos 3.
¿Recuerdas la historia? Él y Juan pasaron
al lado de un hombre cojo en la entrada
del templo, cuando el hombre les pidió
una l imosna: «Entonces Pedro, que
estaba con Juan, fijó la mirada en el cojo
y le dijo: «¡Míranos!» El cojo se les quedó
mirando, porque esperaba que ellos le
dieran algo, pero Pedro le dijo: «No tengo
oro ni plata, pero de lo que tengo te doy.
En el nombre de Jesucristo de Nazaret,
¡levántate y anda!» Y tomándolo de la mano
derecha, lo levantó, ¡y al momento se le
afirmaron los pies y los tobillos! El cojo se
puso en pie de un salto, y se echó a andar;
luego entró con ellos en el templo, mientras
saltaba y alababa a Dios» (versículos 4-8).
Podrías decir: "Sí, hermano Copeland,
pero eso sucedió porque Pedro era un
apóstol".