LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Junio 2017

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

Issue link: http://read.uberflip.com/i/845785

Contents of this Issue

Navigation

Page 9 of 15

tiempo después la presencia de Dios me llenó", recuerda Desiree. "Me deshice de la masa de galletas. Aprendí que habían dos cosas que cuando las combinaba, derrotaban la carne—incluyendo la anorexia y la bulimia. La primera era devorar la Palabra de Dios. Después, agregarle a eso la fortaleza que viene de orar en el espíritu, especialmente cuando eres tentado. Judas 1:20 dice: «Pero ustedes, amados hermanos, sigan edificándose sobre la base de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo». Esa era la respuesta cuando mi espíritu estaba dispuesto, pero mi carne era débil. A través de esa combinación, derroté la anorexia y la bulimia". Desde ese momento, la carrera de Desiree despegó y ella empezó a hacer varios programas de TV. "Hice el doblaje de Catherine Bach en los Dukes de Hazzard. Yo era la doble de Heather omas en e Fall Guy", comenta ella. "Trabajé en Remington Steele y Knight Rider. También actué en El increíble Hulk, Riptide, Brain Storm y muchos otros programas". A medida que la carrera de Desiree avanzaba, también lo hacía la de Mel. Él tuvo roles en telenovelas populares como: Days of Our Lives (Los días de nuestras vidas), General Hospital (Hospital General) y Falcon Crest, así como en la comedia de éxito: Tres son compañía. Mel era un buen actor y continuaba recibiendo ofertas para diversos papeles. Sólo había un pequeño problema: no disfrutaba su trabajo. Lo que Mel disfrutaba era servir y pasa r su tiempo en ministerios como los de Fred Prince, Kenneth y Gloria Copeland, Richard Roberts y Lloyd Ogilvie. Aún más, le gustaba muchísimo escuchar sus conversaciones. Mel amaba ir a la iglesia y asistir a servicios múltiples cada semana. Él no podía recibir suficiente de la Palabra de Dios. "Crecí en la Florida, donde hice mi profesión de fe en Jesús", comenta Mel. "Cuando me fui de allí me mudé a Ca lifornia para desaparecer. Me involucré con el grupo incorrecto y comencé a beber alcohol y a usar drogas. Tan solo vagué por la vida hasta que un día, en 1980, estaba manejando en Los Ángeles cuando la presencia de Dios inundó mi auto. La experiencia fue tan poderosa que no podía manejar. Me detuve a un lado de la calle, donde el Señor me ministró por dos horas seguidas. Él nunca mencionó mi pecado. El mensaje fue muy sencillo: Te amo". "Experimenté una liberación real y salí de allí siendo un hombre diferente. Encontré una iglesia y recibí el bautismo en el Espíritu Santo. Eso pasó dos años antes de conocer a Desiree". "Un día, en 1984, estaba en el set de Hospital General, mientras esperaba para grabar mis líneas, cuando comencé a hablar con un guardia de seguridad. El hombre había sido un pastor que había perdido su iglesia. Lo estaba ministrado y a n ima ndo a c reerle a Dios por restauración, cuando me llamaron para grabar y no fui. Lo que estaba haciendo con el guardia de seguridad era eterno. Eventualmente fui y f ilmé mi parte. Cuando regresé a mi vestidor, supe que actuar no era para mí. Yo estaba llamado al ministerio". Cuando Mel llegó a la casa esa tarde dijo: "Desiree, no vuelvas a pagar mis cuotas de la asociación de actores de cine (Screen Actors Guild); no voy a actuar más. Me voy a dedicar al ministerio". Desiree miró a su esposo como si le hubieran brotado dos cabezas. Tenía ganas de desmayarse. Tenía una carrera exitosa y la estaba arrojando por la borda. Alguien tendrá que ser el adulto responsable y pagar las cuentas, pensó. Supongo que seré yo. Atravesando el fuego Desiree trabajaba todos los días— incluso rechazando ofertas—cuando le ofrecieron doblar en la serie de televisión 1 0 : LV V C Un día, Mel volvió de trabajar y la encontró llorando. "¿Qué pasa?", le preguntó abrazándola. Desiree le contó toda la historia. De que había sido gorda. Le contó de las carreras, de aguantar hambre, y de cómo se había comido un plato entero de masa de galletas, para luego expulsarlo. Le contó del ciclo vicioso que no podía detener, y de lo mucho que había tratado. "¡Esta cosa de la fe no funciona!", gimió ella."¡Desiree Ayres! ¡No me importa cuántas veces te equivoques! ¡No me importa cuántas veces caigas! ¡Estás sana en el Nombre de Jesús!", declaró Mel. Desiree parpadeó y dejó de llorar. Fue una sensación extraña. Sintió que sus palabras habían entrado a su cuerpo. En ese instante, dejó de verse como una víctima. Lo que Mel le dijo era la verdad. Comer de más y expulsarlo no lo cambiaba. La verdad era que por las llagas de Jesús ella ya era sana. Había recibido su sanación cuando la había pedido. Ella ya era una cristiana victoriosa. En los meses siguientes, cada vez que Desiree sentía hambre se acordaba de que: "Jesús dijo… 'yo soy el pan de vida'" y luego corría a la Palabra de Dios. Un día, abrumada por el deseo de comer masa de galletas, escuchó estas palabras: Quiero que ores en lenguas. De víctima a vencedora "Empecé a orar en lenguas y poco HACE AÑOS, SENTÍ QUE TENÍAMOS LA RESPONSABILIDAD DE TRANSMITIR ESTE MENSAJE DE FE. TENEMOS UNA DEUDA CON LA BONDAD DE DIOS. TENEMOS QUE REGALARLO. —Mel Desiree y Mel saludando a la congregacion.

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Edición Junio 2017