LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Diciembre 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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Pero, como creyentes, eso no nos describe y tampoco a nuestra identidad. No es nuestra hechura. ¡La excelencia está en nuestro ADN espiritual! Somos hijos del Dios Todopoderoso y «excelso es su poder.» ( Job 37:23, NVI). Nacimos de una semilla incorruptible «por la palabra de Dios» (1 Pedro 1:23). Hemos sido resucitados con Jesús, Su Excelencia, por la misma «imponente gloria» que lo levantó de entre los muertos y lo sentó en los lugares celestiales (2 Pedro 1:17, NBV; Romanos 6:4, NVI). Estamos poseídos y ungidos con el mismo excelente Espíritu Santo (Hechos 1:8), somos coherederos con Jesús y colaboradores en Su ministerio, que siempre fue y sigue siendo un ministerio de excelencia (Romanos 8:17; 2 Corintios 5:18). Además, ¡tenemos una herencia de excelencia! Nuestro árbol genealógico espiritual suma entre sus antepasados a personas como Daniel. ¡Era sin duda un hombre de Dios que no estaba satisfecho por Kenneth Copeland con hacer lo mínimo para salir adelante! Aun en su cautiverio en Babilonia, Daniel hizo un trabajo de tal excelencia en todo lo que se le pidió que hiciera, que la Biblia dice: «Daniel mismo se distinguía entre los ministros y los sátrapas, porque en él había excelencia de espíritu. Y el rey pensaba constituirlo sobre todo el reino… (y) Daniel fue prosperado» (Daniel 6:3, 28). Una de las acepciones de la palabra prosperar es "sobresalir en el lugar más alto disponible", y eso es exactamente lo que hizo Daniel. Enfrentado a circunstancias extremadamente negativas, siguió ascendiendo hasta que llegó a convertirse en el segundo al mando del reino. Si Daniel pudo hacer todo eso bajo el Antiguo Pacto, ¿qué podríamos hacer nosotros bajo el Nuevo Pacto? ¿No deberíamos, como creyentes, también prosperar y ser promovidos a los lugares más altos disponibles en cualquier esfera de influencia a la que Dios nos haya llamado? Seguro que deberíamos y, además, Su Excelsa Gloria VIVIMOS EN UNA ÉPOCA en la que la mayoría de la gente hace el mínimo esfuerzo para sobrevivir. En lugar de tomarse el tiempo para hacer las cosas bien, optan por lo más fácil y rápido. Adoptan una actitud de "Oh, está bien así" y, cuanto más rápido van, menor la excelencia que exhiben en sus vidas. LV V C : 5

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