por Gloria
Copeland
No sé de dónde sacamos esas
ideas. ¡Pero son absolutamente
falsas!
Hace algunos años recibí una
carta que lo probaba.
Esa es una de mis cartas de
testimonio favoritas de todos los
tiempos; fue escrita por una mujer
en Ucrania que recientemente
había sintonizado nuestra
transmisión de televisión rusa de
La Voz de Victoria del Creyente.
Ella comenzaba la carta
explicando que solo había visto la
transmisión una vez. A su esposo le
gustaba ver una telenovela llamada
Rosa Salvaje que se transmitía al
mismo tiempo en otro canal. Por
lo tanto, normalmente no podía
sintonizar nuestra transmisión.
Pero la única vez que la vio, la
transmisión cambió su vida. No
dijo exactamente qué mensaje
escuchó, pero estaba claro por
lo que escribía que a través del
programa había aprendido tres
verdades básicas acerca de Jesús:
Número 1: Como Hijo de Dios,
murió por nuestros pecados para
que por la fe en Él podamos recibir
el perdón y tener paz con Dios
(Hechos 10:36).
Número 2: «Él anduvo haciendo
el bien y sanando a todos los que
estaban oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él.»
(Hechos 10:38).
Número 3: Dijo: «Y estas señales
acompañarán a los que crean: En
mi nombre expulsarán demonios,
hablarán nuevas lenguas… Además,
pondrán sus manos sobre los
enfermos, y éstos sanarán.» (Marcos
16: 17-18).
SE
RECUPERARÁN
A veces nosotros, como creyentes, hacemos que compartir a Jesús
con la gente sea demasiado complicado. Tenemos la idea de que
antes de poder hablarles acerca de Él, debemos convertirnos en
expertos teólogos que puedan responder a todas sus preguntas.
Creemos que no nos escucharán a menos que encontremos alguna
manera inteligente de hacer que se interesen en Él.
LV V C
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