LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Junio 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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emergencia que requiera una respuesta instantánea, es mejor tomarse un tiempo antes de hacer la oración de fe, con el n de obtener la sabiduría de Dios. Proverbios 4:7 nos dice: «En primer lugar, adquiere sabiduría». Aprendí mucho sobre este tema del hermano Kenneth E. Hagin. Solía contar una historia sobre una época en la que estuvo fuera de casa predicando, al tiempo que su hija Pat encontró un tumor grande en su ojo. La enfermera del colegio estaba preocupada y quería que la llevaran al médico, por lo que la esposa del hermano Hagin le escribió una carta preguntándole qué quería que hiciera. Su primera reacción fue buscar al SEÑOR al respecto. No canceló sus reuniones ni salió corriendo de regreso. Ni siquiera le respondió de inmediato a su esposa. En su lugar, pasó tiempo meditando las escrituras de sanación. Mientras mantenía su horario de predicación durante el día, por la noche dormía una hora, luego se despertaba y meditaba en las Escrituras por más tiempo. Luego dormía una hora más, se despertaba y volvía a meditar sobre los mismos pasajes. Después de tres días, le escribió a su esposa. "Dile a Pat que está sanada." Ella se lo dijo, Pat lo creyó y respondió: "Está bien; si papá dice que estoy sana, entonces lo estoy." A la mañana siguiente, el tumor había desaparecido y su ojo estaba bien. Eso es lo que sucede cuando adquieres la sabiduría de Dios antes de hacer la oración de fe. ¡Obtienes resultados! A lo largo de los años he aprendido que, cuando estoy lidiando con una situación especialmente grave, debo apartar tres días para orar y escuchar al SEÑOR en soledad. Durante ese tiempo, no oro por nada adicional. Dejo mis otras responsabilidades sobre el SEÑOR y me concentro en ese único aspecto. Cada vez que lo he hecho, obtuve la respuesta que necesitaba antes de que pasaran los tres días. Varias veces, la solución me ha llegado al despertar en mi tercer día. "Pero hermano Copeland", podrías decir, "yo no soy un predicador como Usted. No tengo la misma capacidad para escuchar a Dios." ¡Sí la tienes! Tienes el mismo Espíritu Santo viviendo en tu interior, igual que yo, y Jesús dijo: «el Espíritu Santo… les enseñará todas las cosas» (Juan 14:26). Es más, 1 Corintios 1:30 dice que Jesús ha sido constituido como nuestra sabiduría. Santiago 1:5 (RVA-2015) dice: "Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios —quien da a todos con liberalidad y sin reprochar— y le será dada." ¡La sabiduría de Dios te pertenece! Todo lo que tienes que hacer es creerlo y pedirle a Dios que te la dé. Si te encuentras en di cultades o enfrentas algún tipo de prueba o tentación, simplemente di: "Padre, necesito algo de revelación. la había observado camino al templo en Jerusalén. Ya tenía hojas, y debería haber tenido frutos; pero, cuando Jesús se acercó a buscar algunos higos, no había ninguno. Esencialmente, ese árbol le dijo a Jesús: "No, no obtendrás nada de mí hoy." «Entonces Jesús le dijo a la higuera: «¡Que nadie vuelva a comer fruto de ti!» Y sus discípulos lo oyeron.» (versículo 14). A l d ía sig u iente, Jesús y Sus d isc ípu los regresaron, y el árbol estaba muerto. Cuando los discípulos se maravillaron, Jesús les dijo que tuvieran el mismo tipo de fe y luego les explicó cómo liberarla a través de la oración. «Todo lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y se les concederá. Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo» (versículos 24-25). La fe comienza donde se conoce la voluntad de Dios "Pero hermano Copeland, todavía no me ha explicado por qué es que cometo un error cuando, al enfrentar un problema, oro lo que se me ocurre. Si tengo escrituras que me respalden, ¿no estoy siguiendo el ejemplo de Jesús?" No. Él no solo oraba lo que se le ocurría. Jesús no reaccionó a las situaciones soltando al aire cada versículo de la Biblia y confesiones de fe que se le ocurrieran. Él solamente dijo lo que escuchó decir al Padre. Como resultado, Sus oraciones siempre fueron respondidas y Sus palabras siempre se cumplieron. «¿No crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí?» dijo. «Las palabras que yo les hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, es quien hace las obras.» (Juan 14:10). En consecuencia, Jesús no sonó cuando liberó su fe como frecuentemente lo hacemos. Él no hizo una oración larga sobre la higuera y le gritó una docena de escrituras. Solo declaró nueve palabras; declaró el resultado nal. Luego le dio la espalda, y se alejó. Jesús tampoco se quedó esperando para ver si el árbol moriría. Para Él, ya estaba muerto. Había liberado Su fe y era un hecho. ¿Cómo podía estar tan seguro? Como Hijo de Dios, ¿tenía un poder especial? No; estaba seguro porque había escuchado del Padre antes de dar su orden de fe. Había recibido la sabiduría de Dios sobre la situación y sabía que estaba diciendo lo que Dios le había dicho que dijera. Por eso mismo, pueda que cometamos un error al ser demasiado rápidos en orar y comenzar a citar escrituras en el instante en que enfrentamos un problema. Aun si tuviéramos un conocimiento general de la voluntad de Dios en ciertas áreas, podría haber algo que Dios quisiera que sepamos sobre esa situación especí ca. Es posible que desee mostrarte lo que le abrió la puerta al problema, o darte instrucciones sobre cómo abordarlo. Entonces, a menos que estés enfrentando una 6 : LV V C

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