LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Noviembre LATAM 2022

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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económicas vivían allí durante unos meses. A lg u nos pa stores se quedaba n a l lí pa ra estudiar, orar o asistir a reuniones. Otras persona s que sa lía n del hospita l tra s un tratamiento contra el cáncer se quedaban a l lí pa ra desca nsa r. Cha rles y A ngela lo mantenían limpio y lavaban la ropa de sus huéspedes. Por la gracia de Dios, todos los meses había un suministro sobrenat ura l pa ra cubr ir todas sus cuentas y a quienes se proponían bendecir. Tomando una posición de fe " E n e l 2 010, v e s t í a u n a s me d i a s peludas mientras bajaba las escaleras con las manos ocupadas", recuerda Angela. "En el último escalón, mi pie resbaló y me caí de espaldas. El dolor era insoportable. Recordé una historia que le había oído contar a Kenneth [Copeland]. Algo le pasaba en las piernas y Gloria estaba orando en el espíritu por él. Alguien le trajo una silla de ruedas, pero Kenneth dijo: 'Los hombres sanos caminan.' Se puso de pie y caminó, y poco después quedó totalmente sanado." "Las radiografías mostraban que mi espalda estaba fracturada en tres lugares. Me dijeron que tenía que operarme y que estaría en cama durante meses. Les dije que no y me fui a casa, donde oré en el espíritu durante tres días." "Fue entonces cuando el Espíritu Santo se apoderó de m í . Cu a ndo eso oc u r r ió, me levanté y empecé a dar patadas con las pierna s. Me puse mis tacones de a g uja y los usé para ir al partido de tenis de Parris. Estaba acostumbrada a hacer artes marciales, pero ahora que estaba sanada las hacía con tacones de a g uja . Decidí que, si el diablo intenta elimina rme, sólo reg resa ría má s fuerte." Con el tiempo, Charles y Angela compraron una tercera casa en las montañas. Tenían dos casas de huéspedes y un dormitorio extra en su casa que casi siempre estaba en uso. Nunca sabían cómo iban a pagar las facturas cada mes, excepto por fe. Cua ndo diezmaba n y daban, el dinero siempre volvía a ellos. Dios siempre proveía. " C o n e l t i e m p o , v e n d i m o s n u e s t r o condominio. Luego, en el 2006, el Señor nos d i r i g ió a c omen z a r nue s t r o pr opio ministerio", recuerda A ngela . "Inicia mos los Minister ios Todd Worldw ide - Todd Worldwide Ministries para apoyar a pastores, líderes y jefes de organizaciones sin ánimo de lucro. Ellos da n y da n, pero ¿quién les LV V C : 7 devuelve a ellos?" "Muchos pastores y líderes de ministerios dan hasta que se agotan. El Señor nos hizo posicionar nuestro ministerio para verter de nuevo en ellos. Cuando el Señor nos pone en el corazón a alguien, oramos y pedimos lo que Él quiere que demos. No es que nos digan: 'Esto es lo que necesitamos.'" "Para una familia en particular, la cantidad que dimos era exactamente lo que necesitaban para pagar la matrícula universitaria de su hijo durante un año. Otra familia nos dijo que era el monto exacto a l centavo para salir de deudas. Cuando oramos, cada uno anota lo que recibe. La mayoría de las veces los números coinciden. Si no, oramos hasta ponernos de acuerdo." Un centro de distribución En su viaje hacia la liber tad f ina nciera , Ch a rles y A n gela s e su mer g ieron en la s enseña nza s de G eorge Pea rsons y Glor ia Copeland sobre "La vida próspera". Cada día, mientras Charles se ejercitaba en el gimnasio de su casa, veía al menos dos episodios de la transmisión. Desde el momento en que aprendió el poder de sus palabras, Charles confesaba cada día: "Gracias, Señor, porque me has aumentado más y más, a mí y a los hijos de mis hijos". Poco a poco, esas palabras se fueron haciendo realidad. Kenneth Copeland les había enseñado que los cristianos llenos de fe debían ser centros de distribución. El pastor George Pearsons enseñó: "No se trata de conseg uir finanzas y g ua rda rla s pa ra uno mismo. Se trata de conseguirlas y distribuirlas a otros." A sí era como Dios est aba for ma ndo su ministerio. Un sábado por la tarde, Charles se sentó en el patio trasero a leer Las leyes de la prosperidad, de Ken net h Copela nd, el único libro que él consideraba el libro fundamental sobre la prosperidad a la manera de Dios. Ya lo había leído por lo menos otras 20 veces. El Señor interrumpió su lectura. Quiero que empieces a enseñar finanzas al Cuerpo de Cristo. "De ninguna manera", dijo Charles. "No estoy calificado." Silencio. Charles sabía que el silencio era la for m a en que Dios respond ía : " R espues t a equivocada." " De a cuerdo, ha ga mos u n t rat o", le d ijo Charles. "No saldré a buscar oportunidades, pero si Tú me traes una oportunidad, la haré." Trato hecho. Ellos dan y dan, pero ¿quién les devuelve a ellos? Comenzamos Todd Worldwide Ministries para apoyar a pastores, líderes y jefes de organizaciones sin fines de lucro.

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