LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.
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LV V C : 9 ¿O todavía estás tratando de decidir qué clase de año quieres que sea este? Sí es así, te tengo una sugerencia: ¿porque no activas tu fe y crees que este año dará un giro de 180º? — ¡un año en el que todo lo que en tu vida no está bien de un cambio completo hasta solucionarse! ¿Quieres saber algo? Sí puedes tener esa clase de año. Sin importar qué tan imposible pueda parecer ahora mismo, sin importar qué tan masivos parezcan los problemas que estás enfrentando, con Dios todas las cosas son por Gloria Copeland ¿Haces resoluciones para el nuevo año con la intención de ver cambios en tu vida? Cambio Sobrenatural Un año de porque a mí han sido entregados, y yo puedo dárselos a quien yo quiera». (Lucas 4:6). Algunas personas afirman que el diablo no pudo haberle dado ese poder y esa gloria a Jesús, porque no era suyo para dárselo. Pero, de hecho le pertenecían, o de lo contrario no habría sido una verdadera tentación. Él los había obtenido de Adán como resultado de la caída. Jesús, sin embargo, no mordió el anzuelo. Dijo que no a la tentación del diablo donde Adán había dicho que sí. Luego, ungido por Dios con el Espíritu Santo y con poder, «él anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.» (Hechos 10:38). Cuando Jesús comenzó Su ministerio terrenal, lo único que el pueblo de Dios había escuchado predicar era la maldición. Pero Jesús predicó y ministró LA BENDICIÓN. Cuando se encontró con la mujer en la sinagoga que había estado atada durante 18 años, no dijo que Dios la había maldecido. Habló de LA BENDICIÓN de Abraham y dijo: «Y a esta hija de Abraham, que Satanás había tenido atada durante dieciocho años, ¿no se le habría de liberar, aunque hoy sea día de reposo?» (Lucas 13:16). A continuación, la sanó. Eso es lo que Jesús hizo todo el tiempo. Durante su ministerio terrenal, expuso al diablo como el destructor y deshizo sus obras, y no se detuvo allí. Fue a la Cruz y, a través de Su muerte y Resurrección, despojó al diablo de su poder. Él recuperó todo lo que Adán perdió en el Jardín del Edén, nos redimió de la maldición y se convirtió en una maldición por nosotros, para que LA BENDICIÓN pudiera venir sobre nosotros y podamos recibir por fe cada promesa dada por el Espíritu Santo. No es de extrañar que, la noche en que Jesús nació, los ángeles desplegaron absolutamente toda su alegría frente a esos pastores. Sabían lo que realmente estaba sucediendo. Sabían que Jesús era el hijo de Dios sin pecado. Que era EL BENDITO encarnado. Cuando exclamaban: «Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador», lo que esos ángeles decían era: "¡LA BENDICIÓN ha vuelto! ¡La buena voluntad de Dios ha regresado a los hombres!"