1 2 : LV V C
Estas fuerzas que conforman
el fruto del espíritu en realidad
hacen que éste nos abra la
puerta, como creyentes, para
caminar en los dones del
Espíritu. El amor, el gozo, la
paz, la bondad y la amabilidad
son expresiones sobrenaturales
del carácter y la presencia
de Dios, Quien habita en
nuestro interior. Cuando nos
sometemos a ellos, el Espíritu
Santo los realza y fortalece en
nosotros para convertirse en un
río de agua viva que fluye desde
nosotros hacia los demás, ¡a fin
de bendecir al prójimo!
Cada fuerza del fruto del espíritu humano recreado
nos proporciona a lgo que necesitamos para que
podamos caminar en las bendiciones y la plenitud
que Jesús ya nos proveyó. Y cada una de ellas nos
proporciona un elemento de poder divino que nos
equipa para enfrentar los desafíos de la vida y salir
adelante, victoriosos.
Este fruto y sus fuerzas nacen en nosotros cuando
recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador
en el nuevo nacimiento. Nos dan el poder necesario
para superar las trampas del diablo y la atracción
de este mundo caído. Nos ay udan a cumplir con
nuestro llamado divino al tiempo que nos mantienen
lo suficientemente fuertes y estables para completar
la carrera que Dios nos ha designado en la Tierra.
por Gloria Copeland
Las fuerzas
sobrenaturales de
la vida
divina
El "fruto del
espíritu" está
compuesto
de poderosas
fuerzas
espirituales.
No se refiere
tan solo a
buenos rasgos
del carácter
de los que se
reconocen
como cristianos.
Cuando estemos listos para ir al cielo, al igual que
el apóstol Pablo, podremos decir: «He peleado la
buena batalla, he acabado la carrera, he guardado
la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de
justicia, que en aquel día me dará el Señor, el juez
justo; y no sólo a mí, sino también a todos los que
aman su venida.» (2 Timoteo 4:7-8).