LV V C
:
9
El hermano Copeland y yo volvíamos de una
reunión hace unos meses. Durante el vuelo,
entablamos una conversación. Hablamos del
estado de algunos proyectos en curso en KCM.
Pero el ambiente cambió significativamente
cuando comenzamos a hablar del COVID-19
y del impacto físico en a lg unos de nuestros
congregantes y empleados del ministerio.
Le compartí detalles del sermón que tenía
previsto predicar al día siguiente. Lanzaríamos
un contraataque contra las fuerzas espirituales
que impulsaban la pandemia. Era el momento
de adoptar nuestra postura de fe y aferrarnos a
nuestra sanación.
En ese insta nte, pude ver el fuego en los
ojos del herma no Copela nd. Me miró y me
por Pastor George Pearsons
dijo: "George, estamos en guerra. Hemos sido
atacados por el diablo y tenemos que volvernos
más militantes." Mi corazón estaba cien por
ciento de acuerdo.
Le respondí: "Ya es suficiente. Es hora de
contraatacar."
Recuperarlo todo
Durante la prédica, leí el relato del ataque
a Siclag. El enemigo había quemado la ciudad
y se había llevado a las mujeres y a los niños
mientras David y sus hombres estaban fuera
l ibr a ndo ba t a l l a . C u a ndo r e g r e s a r on , s e
encontraron con la ciudad desolada.
P r i m e r a d e S a mu e l 3 0 : 6 e n l a B i b l i a
Amplificada, Edición Clásica nos dice: «David
¡Ya basta!
"EL DIABLO NOS HA EMPUJADO MÁS
ALLÁ DEL LÍMITE. HA LLEGADO EL
MOMENTO DE CONTRAATACAR. EL
ATAQUE DE COVID-19 HA DURADO
DEMASIADO. ES HORA DE DECIR: 'YA
BASTA' Y LANZAR NUESTRO PROPIO
CONTRAATAQUE."