LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Julio 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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La Biblia dice que sí la tienes, al referirse a todos aquellos que creemos en Jesús como aquellos que «siguen los pasos de la fe que tuvo nuestro padre Abrahán» (Romanos 4:12). ¿Qué c lase de fe tenía Abra hán e x ac t a mente? ¡Él ten ía l a m isma c lase de fe que Dios usa! Ning ún ser humano había tenido esa clase de fe hasta que Abraham apareció. Sin embargo, él la atrapó y, una vez que lo hizo, la usó al máximo. Él de veras le creyó a Dios hasta el punto que preservó su semilla por miles de generaciones. Él puso tanta fe en su pacto con Dios que no existía forma de que Dios pudiera anular ese pacto o darlo por terminarlo. Como Él le dijo a Abrahán en Génesis 22:16:18: «Yo, el Señor, he jurado por mí mismo que, por esto que has hecho, de no negarme a tu único hijo, ciertamente t e b e n d e c i r é ; m u l t i p l i c a r é t u descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar; ¡tu descendencia conquistará las ciudades de sus enemigos! En tu simiente serán bendecidas todas las nac iones de la t ier ra , por c ua nto atendiste a mi voz». Nota que según esos versículos la fe de Abrahán en Dios era tan fuerte que no le negó ni a su único hijo. El subió al monte y puso a Isaac en el altar del sacrificio simplemente porque Dios se lo pidió. Como resultado obligó a Dios, como su compañero de pacto, a hacer lo mismo. Colocó a Dios en una posición en la que estaba atado en pacto a sacrificar a Su propio Hijo por toda la humanidad. D i o s s ó l o e n c o n t r ó e s a c l a s e de fe en la Tierra con Abrahán. Él encontraba personas que le creían por las BENDICIONES f inancieras o por la sanidad. Sin embargo, ninguno había creído que Dios podía resucitar a a lg uien de entre los muer tos—y c u a ndo A br a há n of rec ió a Isa ac , eso fue exactamente lo que él estaba creyendo que Dios haría. Abrahán no tenía el corazón roto ni lloraba el día en que puso a Isaac en el altar; eso es lo que las películas tontas de Holly wood han representado. Él tenía ese fuego de fe en sus ojos. «Y es que Abrahán sabía que Dios tiene poder incluso para levantar a los muertos [Isaac]; y en sentido figurado, de entre los muertos lo volvió a recibir» (Hebreos 11:19). Para Abrahán era un hecho; él ya sabía el final desde el principio. Dios le había dicho: «por medio de Isaac te vendrá descendencia» (Génesis 21:12); y Abrahán lo creyó absolutamente. Él esperaba sacrificar al joven Isaac y después ver cómo Dios lo levantaba de las cenizas. Por supuesto, Dios envió un carnero para que tomara el lugar de Isaac y su sangre jamás fue derramada, pero al final, lo que Abrahán creyó fue lo que sucedió. Jesús murió en la Cr uz como el sacrificio de Dios para liberarnos del pecado y la maldición, y después pasó tres días en el corazón de la Tierra; la fe de Abrahán finalmente produjo ese fruto. ¡Su fe por la resurrección se unió con el poder del Dios todopoderoso y Jesús resucitó de entre los muertos! Si te preguntas cómo la fe de Abrahán, que había sido liberada miles de años antes de la Cruz, pudo tener algo que ver con la resurrección de Jesús, se debe a que en Dios no hay tiempo. Para Él no hay ninguna diferencia si son diez mil años, diez minutos o una centésima de segundo. Dios no se olvida de nada, excepto de los pecados que nosotros cubrimos con la sangre de Jesús. Cada gramo de fe que cada uno de nosotros ha liberado todavía se encuentra en Sus archivos. Pueda que hayas creído por algo hace 35 años y después lo dejaste ir, pero en cuanto a Dios se refiere, esa fe todavía está vigente. Si te sostienes en tus derechos de pacto, puedes reconectarte con ella y continuar en el mismo lugar donde la abandonaste. Puedes volver a tu fe en esa área y recibir el cumplimiento de las promesas que te pertenecen a través del pacto de Abrahán con Dios. Un pacto con Dios en ambos lados "Pero, hermano Copeland" podrías decir, "como creyente del nuevo pacto, las promesas de Dios para mí no son a través de Abrahán, sino a través de Jesús. Son mías por lo que Él hizo". Eso es absoluta mente c ier to, y también lo fue para Abrahán. El suyo era un pacto con Dios en ambos lados. Lee acerca de cómo Dios lo estableció en Génesis 15 y verás lo que quiero decir. Cuando Él hizo Su pacto con Abrahán, Él mismo bajó, caminó entre la sangre de los animales sacrificados y le hizo promesas de pacto a la semilla de Abrahán. «No dice: «Y a las semillas», como si hablara de muchos, sino: «Y a tu semilla», como de uno, que es Cristo» (Gálatas 3:16). ¡El pacto de Abrahán tenía al Dios Poderoso por un lado y a Su Hijo, Jesús, por el otro! Dios básicamente le dijo a Abrahán: "Si crees en este pacto y actúas de acuerdo con él, te trataré tal como a Jesús. Podrás acercarte a Mí con la misma confianza que Él lo hace, y te recibiré y te trataré como si nunca hubieras pecado". Dios nos lo ha dicho en el Nuevo Pacto también a nosotros. Él no está diciendo: "Sal de mi vista, pecador". Por el contrario, Él nos ha invitado a venir con confianza a Su trono de Gracia. Nos está diciendo: "He borrado tu pecado y ya no lo tengo en cuenta en contra tuya. Has sido lavado en la sangre del Cordero; si caminas delante de Mí por fe en Él, ¡te trataré como si nunca hubieras pecado!" 8 : LV V C NOS CONVERTIMOS EN LA VERSIÓN ESPIRITUAL DE ESE GRUPO SALVAJE DE GANADORES CON LOS QUE JUGUÉ FÚTBOL AMERICANO EN LA SECUNDARIA.

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