LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Diciembre 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 1 7 descubrió que ninguna persona en la lista antes que ellos había adoptado todavía. "Podría tardar entre 4 y 5 años", le comunicaron. Dios establece orden Siete años. Ese es el tiempo que había pasado desde que habían empezado a tratar de tener una familia. Siete años sin un bebé en sus brazos. Todos sus amigos estaban criando sus familias, mientras ella y Jeremy se habían quedado rezagados. "Me sentía tan deprimida y furiosa con Dios", admite Renée. "Habían pasado siete años y parecía como que todos recibían la respuesta a sus oraciones. Yo había hecho todo lo que sabía que debía hacer, incluyendo sembrar en muchos baby showers". Sintiéndose derrotada, Renée tomó una caja de pañuelos desechables y se encerró en el closet. Allí derramó su corazón delante de Dios. En medio de su profunda tristeza, Renée sintió un empujoncito divino. Sus palabras susurraron en su mente como alas de ángeles. Esto no se trata acerca de ti, sino acerca de la generación que está por venir. En el espíritu, Renée vislumbró a Abrahán desolado mirando a las estrellas. Casi como si ella estuviera parada a su lado, consideró la grandeza del universo. Después, escuchó al Señor hablar otra vez. Dios estableció un orden. Él puso el orden en su lugar—incluyendo el orden en las familias. ¡Mantente firme en la promesa de Abrahán! Limpiándose los ojos, Renée se sentó. "Ok ", dijo. "Señor, te serviré y me mantendré f irme en la promesa de Abrahán. Pero no cargaré con esto en mi alma. Aquí lo tienes… te estoy entregando mi sueño". Lamento y risa Pasó otro año sin embarazo y sin ning una novedad de la agencia de adopción. Para el mes de septiembre, Jeremy enfrentó su lucha propia. Se sentía como si él fuera el que estaba a punto de quemarse y clamó por un toque del Señor. Una tarde tuvo una conversación con un pastor amigo. obedeciendo a Dios", Jeremy recuerda. " No sabía mos en qué estába mos sembrando. Tan solo llevábamos unos pocos años caminando con el Señor". Durante la primavera del año 2000, mientras vivíamos en Chicago, unos amigos le pidieron a Jeremy y a Renée que asistieran a un estudio bíblico en su casa. La pareja les había presentado el mensaje de fe a través de las enseñanzas de Kenneth y Gloria Copeland. Poco tiempo después, el hermano Copeland había predicado en una iglesia que quedaba cerca de donde vivían, y en la reunión Jeremy y Renée decidieron hacerse colaboradores. Ese mismo año, decidieron tener familia. Un año después, en el 2001, Renée todavía no podía quedar embarazada, nos recuerda Jeremy. El Señor los guió a mudarse a Fort Worth, Texas, y asistir a la Iglesia Eagle Mountain Internacional, en los predios de KCM. "Yo trabajaba con una compañía de distribución farmacéutica en Chicago, y fue posible que me transfirieran a Texas. Después, en el 2002, Renée comenzó a trabajar en KCM", comenta Jeremy. " Tres años después, en el 20 05, todavía no teníamos un bebé. Yo había recibido una promoción espirit ua l cuando empecé a trabajar en la Iglesia Eagle Mountain International – EMIC. Tan maravilloso como era, ya habían pasado cinco años desde que habíamos empezado a tratar de tener una familia. Estábamos tan tristes y frustrados por la situación que casi había robado nuestro gozo por completo. Ese mismo año, nos pusimos de acuerdo para tratar con inseminación artificial". "Renée siempre había tenido un corazón por los huérfanos y estaba abier t a a l a adop c ión", rec uerd a Jeremy. "No fue sino hasta noviembre del 2005 que yo me sentí guiado a empezar con un proceso de adopción. Decidimos adoptar un bebé de China porque había muchos que necesitaban un hogar. Aplicamos a través de una agencia maravillosa y nos dijeron que el proceso tomaría entre dieciocho meses y dos años. Fue costoso y requirió mucha papelería". Dos años más tarde, las adopciones en China se habían estancado. Renée China. Un hombre endemoniado que vive en las cercanías de la ladera de la montaña está torturando a los niños. Mi amiga decidió mudar el orfanato a un lugar más seguro y necesita cierta suma de dinero para hacerlo. Oremos y pidámosle al Señor para que provea los recursos". A Renée se le erizó la piel de sus brazos en señal de atención cuando escuchó la cantidad de dinero que se necesitaba para mudar el orfanato a un lugar seguro. Era exactamente la cantidad que ella y su esposo, Jeremy, tenían ahorrados. ¿Se supone que demos esa cantidad? La ma ña na sig u iente, mient ras Renée manejaba hacia su trabajo en los Ministerios Keneth Copeland, escuchaba un sermón de un pastor local llamado Robert Morris, el cual enseñaba acerca de la importancia de sembrar en las viudas y los huérfanos. ¿Estaba el Señor tratando de llamar su atención? Cuando llegó al trabajo, llamó a Jeremy. "Recuerdas cuando Ginger mencionó la cantidad de dinero que se necesitaba para mudar ese orfanato en China?", le preguntó. "Sí". " Je r emy, tenemo s e x a c t a mente esa cantidad en ahorros; pienso que debemos sembrar en ese orfanato y ayudar a esos niños". La presencia de Dios se derramó sobre el auto de Jeremy con tal poder que tuvo que detenerse al lado de la carretera. Él sabía, sin lugar a dudas, que Dios estaba confirmándole que debían ofrendar esa suma completa. "Tienes razón", respondió Jeremy. "Sembrémoslo". Ninguno de los dos se preocupó por lo obvio. Esta acción acabaría con sus ahorros. Sembrando semilla por los niños " Fue u n reto of renda r todo lo que teníamos", admite Jeremy. "Sin embargo, lo hicimos. Sucedió en el año 2003. Para el 2004 Dios no solamente había restaurado nuestros ahorros, sino que fuimos de vacaciones a Hawai y pagamos en efectivo". "En ese momento sólo estábamos

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