LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Diciembre 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

Issue link: http://read.uberflip.com/i/763527

Contents of this Issue

Navigation

Page 18 of 23

B V O V : 1 9 Haciendo su mejor esf uerzo para dormir, estaba acostada en nuestra cama y yo a su lado, con mi mano sobre su espalda. Dije: "En el Nombre de Jesús, pulmoncitos, sean libres y limpios". Debo haber dicho esas palabras unas cien veces o más, además de las muchísimas escrituras que declaré esa noche sobre ella. Yo no estaba temeroso de la presencia de la enfermedad en mi casa. Tenía suf iciente conocimiento como para no ceder al temor. Sin embargo, estaba frustrado por la falta de poder que podía sentir en mis palabras y oraciones sobre ella. Mis palabras eran buenas, pero faltaba algo; y yo lo sabía. Tod a e sa noc he , el S eñor f ue misericordioso con nosotros y con Jessie. Después de visitar al clínico al día siguiente, ella saltaba de un lado a otro y empezó a mejorarse. Sin embargo, yo sabía que algo estaba muy mal; y no era con ella, sino conmigo. Tenía que lograr imponer mis manos sobre mi hija con ESPERAR PRODUCIR ESA CLASE FRUTOS SIN MANTENER UNA COMUNIÓN VIVA CON JESÚS, SERVIRÁ ÚNICAMENTE PARA FRUSTRAR NUESTRA FE. por Jeremy Pearsons UNA VIDA QUE PERMANECE NO QUISIER A JAMÁS TENER QUE VOLVER A VER L A MIR ADA DE MI PRECIOSA HIJITA L A NOCHE QUE CAYÓ ATACADA POR UNA ENFERMEDAD QUE NO LE PERMITÍA RESPIRAR BIEN. ELLA TAMBIÉN HABÍ A PERDIDO SU VOZ POR COMPLE TO; SIN EMBARGO, NO NECESITABA DECIR NADA, PORQUE EL PÁNICO EN SUS OJOS LO DECÍA TODO. confianza, sabiendo que Él, que habita en mí, es más grande que él, que está en mi contra. Durante las siguientes 24 horas me enfrenté con la respuesta a mi problema, y estoy agradecido de que no me tomó más tiempo aprender a solucionar esa seria falta de poder. ¡Revisa en tu interior, no el exterior! Meses atrás, el Señor empezó a trabajar conmigo para que pasara más tiempo con Él y en Su Palabra. Para mí, esto significaba una cosa muy clara: tenía que apagar el televisor. Sin darme cuenta, estaba viendo dos o más horas diarias de televisión, y la mayoría de las veces lo hacía de noche, antes de acostarme. Es que, para el final del día, estaba tan cansado mental y físicamente, que todo lo que quería hacer era apagar mi cerebro y como dicen: "desconectarme". Recuerdo con gran detalle que en varias ocasiones, mientras tomaba el control remoto, escuchaba en mi interior esa voz familiar, diciéndome: Jeremy, es el momento de aumentar la presión. Sabía exactamente lo que signif icaba; sin embargo, en mi mente, abrir la Biblia equivale a preparar mensajes, lo que signif ica que estaré trabajando… y estaba muy cansado para trabajar. Una y otra vez, ignoré esa voz. Después, un día en octubre, fui a almorzar con mi abuelo Kenneth Copela nd. M ient ras hablába mos, empezó a contarme cómo el Señor también lo había corregido acerca de la cantidad de TV que había estado viendo. Me compartió que no se alimentaría de nada más que de la Palabra de Dios de día y de noche, con la misma urgencia y expectativa que había tenido hacía varias décadas. Claramente, él había escuchado la misma voz que yo; la diferencia era que él respondió con mayor rapidez. Cuando terminamos de almorzar ese día, me fui sabiendo que Dios me estaba hablando, otra vez. Antes de llegar a casa llamé a Sarah, mi esposa, y le dije que dejaríamos de ver televisión y películas, para concentrarnos de nuevo en la Palabra. Borré todas las apps de películas y TV en mi iPhone y iPad. Me lo tomé en serio… o al menos eso creí. A pesar de mis buenas intenciones, tres días más tarde ya había descargado de nuevo esas apps y estaba recostado en la cama, otra vez, cansado por las demandas de la familia y el ministerio, tratando de ahogarlas con una o dos horas de televisión. Ahora, por favor, no me malentiendas. Todav ía leía mi Biblia y oraba; sin embargo, el Señor me estaba llamando a un lugar más profundo, y aun así, yo no cedía. Cuando invertí tiempo en la Palabra, fui guiado nuevamente a Juan 15:7-8, donde Jesús dijo: « Si ustedes se mantienen unidos a mí y obedecen todo lo que les he enseñado, recibirán de mi Padre todo lo que pidan. Si ustedes dan mucho fruto y viven realmente como

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Edición Diciembre 2016