LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 1 7 La excelencia requiere de valentía A lo largo de las escrituras, hay muchos relatos de hombres y mujeres temerosos de Dios que demostraron excelencia en sus vidas. Uno de ellos fue Daniel. En Daniel 6:1-3, se nos recuerda el favor que Daniel recibió durante su vida de diferentes reyes de Babilonia, y por qué: «[El rey] Darío tomó la decisión de constituir sobre su reino ciento veinte sátrapas que se encargaran del gobierno. Sobre ellos puso a tres gobernadores, a quienes los sátrapas debían rendir cuentas, para que los intereses del rey no se vieran afectados. Uno de los tres gobernadores era Daniel, aunque Daniel estaba por encima de los sátrapas y los gobernadores...». Aquí estaba Daniel, un esclavo exiliado hebreo, básicamente gobernando al Imperio Babilónico. De hecho, el rey Darío confiaba más en el que en las otras personas que tenían autoridad política en la tierra. ¿Qué hacía a Daniel tan especial? El versículo 3 continúa diciéndonos que era: «porque en él radicaba un espíritu superior». Daniel tenía un espíritu de excelencia. Al estudiar la vida de Daniel y otros como él, es obvio que ese espíritu de excelencia no viene tan fácilmente, y no viene por ser perezoso. Caminar en el espíritu de excelencia—caminar en excelencia de pensamiento, excelencia de acción, excelencia al hablar—únicamente viene con diligencia. El apóstol Pablo nos da una buena idea de lo que se requiere para tomar ese espíritu de excelencia cuando dijo: «¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!» (Filipenses 3:14) La excelencia en el espíritu requiere presionar hacia la meta, presionar hacer la línea final por el premio de un llamando más alto—o en forma más simple: «Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia» y mientras lo haces todas las cosas te serán añadidas (Mateo 6:33). Ser excelente en algo, o sobresalir, significa "ir al lugar más alto". Sobresalir también puede ser definido como "prosperar". Así que cuando hablamos de un espíritu de excelencia, estamos hablando acerca de prosperar en las cosas de Dios, deseando y caminando en un lugar más alto, ese ambiente de poder más alto en Dios, Su Palabra, Su bondad, Su gracia y Su misericordia. El Salmo 66:12 habla de un lugar de riqueza en Dios, un lugar de abundancia en Él. Es un lugar de favor divino (como el que Daniel conoció), de salud divina y protección divina. Esto incluye riquezas materiales, propiedades, bienes, influencia y mucho más. Jesús se refirió a ese lugar de riqueza cuando dijo: «yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10). Más adelante, el apóstol Pablo expandió la revelación de esta vida de abundancia cuando escribió: «Porque nosotros somos la mano de obra de Dios [su hechura], recreados en [el ungido] Jesús [y su unción], [nacidos de nuevo] para que podamos hacer esas buenas obras que Dios predestinó [planeo por adelantado] para nosotros [tomando caminos que el preparó con antelación], para que nosotros camináramos en ellos [viviendo la buena vida que el predestinó y alistó para que viviéramos» (Efesios 2:10, AMP). Nota que Pablo dijo que nosotros viviremos una buena vida—«una vida predestinada y alistada para nosotros». ¿Cuándo fueron hechos todos esos arreglos? Antes de la fundación del mundo. Dios prometió vida eterna antes de la DIOS DECLARÓ TODAS SUS PROMESAS CONTENIDAS EN SU PALABRA MUCHO ANTES DE QUE EL PECADO EXISTIERA… AÚN MUCHO ANTES DE QUE EL UNIVERSO FUERA CREADO.

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