LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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lo experimenté. Fue hace muchos años, antes de que Gloria y yo entráramos en el ministerio. Un día me dieron los síntomas de la gripe y me dolía todo el cuerpo. Había llevado a Gloria al centro comercial, y estaba sentado en el auto esperándola; me sentía tan enfermo que no sabía si podría manejar de regreso a la casa. Mi Biblia estaba sobre el asiento del acompañante. La abrí en 1 Pedro 2:24: «Él mismo llevó en su cuerpo nuestros pecados al madero, para que nosotros, muertos ya al pecado, vivamos para la justicia. Por sus heridas fueron ustedes sanados». En ese momento no hacía mucho que había nacido de nuevo y no sabía nada acerca de vivir por fe. Pero estaba alabando a Dios porque Él podía ayudarme. Mientras oraba, sentí cómo el Espíritu Santo me guiaba. Tomé mi Biblia, puse mi dedo sobre ese versículo, levanté mis ojos hacia el cielo y dije: "SEÑOR, escojo creer esto. Escojo creer que por las llagas de Jesús estoy sano". I n m e d i a t a m e n t e , p u d e s e n t i r que algo tangible había ocurrido en mi interior cuando dije esas palabras. Todavía tenía los síntomas de la gripe, pero sabía que estaba en el lado de la victoria. Algo había tomado control de mi espíritu, y a los pocos minutos empecé a sentirme un poco mejor. Para el momento en el que Gloria había finalizado con las compras, me sentía lo suf icientemente bien como para manejar de regreso, y cuando llegamos a la casa me estaba sintiendo bastante bien. Esa noche dormí bien, y para la mañana siguiente ya me había recuperado. A pesar de que fue una sanidad relativamente sencilla, el impacto ha durado por años porque me enseñó cuán importantes son nuestras elecciones. Me ayudó a darme cuenta que puedo elegir creer la PALABR A de Dios. Puedo elegir la vida. Puedo elegir creer en el poder de Su Unción, y que ese poder se manifestará. Si qu iere s ver u n ejemplo má s d ra mát ico de lo que puede pasa r como resultado de tal elección, lee en Mateo 14 acerca de lo que le pasó a Pedro en una noche tormentosa en el ma r de Ga l i lea. ¿Rec uerdas la h istor ia? Él estaba con los ot ros discípulos en una barca y Jesús vino caminando sobre el agua hacia ellos. Inicialmente, los discípulos estaban asustados y pensaron que había visto un fantasma. «Pero enseguida Jesús les dijo: «¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo!» Ped ro le d ijo: «Señor, si eres tú, manda que yo vaya hacia ti sobre las aguas.» Y él le dijo: «Ven.» Entonces Pedro salió de la barca y comenzó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús» (versículos 27-29). Nota que en esta ocasión, Jesús no fue quien inició el milagro. Pedro lo hizo. Él lo activó al decir: «manda que yo vaya» Jesús dijo: «Ven» y el poder de caminar sobre el agua estaba en esa palabra. Pedro eligió conectarse con ese poder por fe y salir de la barca. Sin embargo, como probablemente lo sabes, ese no fue el final de la historia. El paseo sobre el agua de Pedro no terminó con la misma gloria. Mientras estaba allí caminando sobre el agua, haciendo lo que ningún otro hombre excepto Jesús había hecho, se encontró con un problema: «al sentir la fuerza del viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: «¡Señor, sálvame!» Al momento, Jesús extendió la mano y, mientras lo sostenía, le dijo: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?»». (versículos 30-31). Déjame preg unta r te a lgo. ¿Qué tenía que ver la fuerza del viento en ese momento? Sin la Unción de Dios, Ped ro no pod r ía haber caminado sobre el agua aun si hubiera estado lisa como un vidrio. Así que ¿qué lo llevó a preocuparse por las condiciones climáticas? Pedro quitó sus ojos de Jesús y empezó a focalizarse en las imposibilidades naturales. No permitas que eso te suceda. H a z l a e l e c c i ó n d e c r e e r l a PALABRA de Dios. Conéctate por fe con el poder de Su Unción. Y luego, rehúsate a retroceder. Sin importar la insistencia con la que el diablo trate de distraerte, mantén tus ojos en Jesús; mantente creyendo y caminando, porque Dios quiere obrar un milagro en tu vida. 8 : LV V C Dios quiere que tengas el milagro que necesitas. Él quiere que entiendas exactamente cómo recibirlo.

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