LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero 2016

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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medio de la noche, te tropiezas con todo en la oscuridad? Bueno, en un lugar desconocido como ese, es siempre una buena idea dejar que nuestros ojos se adapten a la oscuridad por unos instantes, y luego buscar por ese destello de luz proveniente de la puerta o de las cortinas. Una vez que localizas la más pequeña de las luces, puedes orientarte en la habitación, haciendo que sea más fácil—y seg uro—encontrar el interruptor para encender la luz. De la misma manera, sin importar cuán oscura y ajena luzca cualquier situación, la PALABRA de Dios está a tu alcance. Está siempre disponible. Te hablará y te guiará—pero solo si tú se lo permites. La excelencia requiere de compromiso La decisión de convertirte en un vaso de honra y vivir una vida de excelencia y abundancia en Dios es una decisión de vivir por la PALABRA de Dios. En otras palabras, tenemos que comprometernos a poner la PALABRA de Dios en primer lugar en nuestra vida. Cualquier cosa que la PALABRA dice, la haremos, aun cuando eso significa hacer ajustes en nuestras palabras, acciones o pensamientos. Si queremos ser como Daniel y otros hombres y mujeres de excelencia, debemos dejarnos enseñar, entrenar y corregir por Dios. Debemos caminar en el amor de Dios. Debemos caminar en la fe de Dios. Debemos ser vasos de honor para Dios, preparados y listos para Su uso. Una vez que tomamos la decisión de vivir en excelencia, de limpiarnos de nuestros viejos hábitos carnales y decidimos vivir por la PALABRA de Dios, le abrimos la puerta al camino de nuestro lugar de abundancia. Pablo describió el resultado final de esta vida de excelencia, cuando escribió: «Porque Dios, que mandó que de las tinieblas surgiera la luz, es quien brilló en nuestros corazones para que se revelara el conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo [El Ungido y en frente de Su Unción]» (2 Corintios 4:6). ¿Cuándo fue que Dios brilló en en Dios y caminar en las buenas obras que Él ordenó para nosotros antes de la fundación del mundo, hay cierta limpieza que nosotros tenemos que hacer. Llevando este principio un paso más allá y aplicándolo a su propio ministerio, Pablo escribió: «Por lo tanto, puesto que por la misericordia de Dios hemos recibido este ministerio, no nos desanimamos; por el contrario, renunciamos a lo oculto y vergonzoso, y no andamos con engaños [manipulando a la gente para que hagan lo que queremos], ni falseamos la palabra de Dios…» (2 Corintios 4:1-2). El punto es: la única manera de caminar en excelencia en cualquier área de la vida es que seamos brutalmente honestos con Dios, brutalmente honestos con nosotros mismos y brutalmente honestos con las otras personas. Estoy seguro que puedes imaginarte que a nuestra carne no le gusta esa parte del proceso. Pero ésa es la única cosa que hace que limpiarnos sea difícil, ya que no es difícil limpiarse cuando seguimos la PALABRA de Dios y lo hacemos en el poder del Espíritu Santo. De hecho, es cuando tratamos de limpiarnos nosotros mismos por la fortaleza de nuestra carne y lo ideamos con mue st ra s mente s c ua ndo no funciona, y parece como una ruta muy difícil de navegar. Sin embargo, recordamos que la PALABR A de Dios es una lámpara para nuestros pies y luz para nuestro caminar (Salmo 119-105). No tenemos que tropezarnos en la oscuridad cuando Dios nos ha dado Su PALABRA. Todo lo que tenemos que hacer es encenderla. El apóstol Pedro lo dijo así: «Además, contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que es como una antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana salga en el corazón de ustedes» (2 Pedro 1:19). La revelación de parte de Dios y de Su PALABRA viene como una pequeña luz en medio de un lugar muy oscuro. ¿Has estado alguna vez en un hotel, y cuando te levantas de tu cama en el nuestros corazones para darnos la luz del conocimiento de Su Gloria? Nuevamente, fue antes de la fundación del mundo. La gloria de Dios es la Unción de Dios. Y fue la misma gloria que levantó a Jesús de entre los muertos (Romanos 6:4). Así que al haber recibido la luz del conocimiento de la gloria de Dios—Su Unción—ahora tenemos el conocimiento que obra disponible para nosotros. Eso significa que tenemos el conocimiento que obra de Su PALABRA. Tenemos el conocimiento que obra de Su amor. Tenemos el conocimiento que obra de Su fe. Tenemos el conocimiento que obra de Su honor. Tenemos el acceso directo a las operaciones del reino de Dios en su totalidad. Pablo dijo en 2 Corintios 4: «Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que se vea que la excelencia del poder es de Dios, y no de nosotros» (Versículo 7). El tesoro que tú y yo tenemos es el conocimiento de la gloria de Dios. Y, sí, lo tenemos en vasos de barro. Pero, a pesar de que es posible empezar como un montón de vasos de barro, Dios nos ha tratado como vasos de honor. Él está tratándonos como vasos de Su gloria. Para Él, nosotros somos del oro más puro. ¿Por qué? Porque estamos permitiendo que Su PALABR A arranque la vieja carne y los malos hábitos almáticos, todo el desperdicio. Mientras tanto, Dios nos ve como lo hizo antes de la fundación del mundo. Él nos ve como vasos de honra en camino a nuestro lugar de abundancia en Él. Aun antes de la f undación del universo, Dios hizo a cada hombre y mujer que alguna vez nacería en esta Tierra ricos, más allá de sus sueños e imaginaciones. Él lo hizo al crear un lugar de abundancia—un lugar de amor, un lugar de fe, un lugar de honor, un lugar de Su PALABRA. Mi amigo, Dios está llamándonos hoy a un lugar en Él. Nos está llamándo más alto, a Su excelencia. LV V C : 1 9 LV V C : 1 9

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